Cuando se quiere hacer las cosas con responsabilidad es un triunfo para quien las hace, eso dice lo de la investigación y judicialización por el asesinato de un amigo querido y estimado, por su don de gente, posesionado y reconocido en muchos ámbitos sociales en nuestra ciudad de Pasto, no solo en el deporte, sino también en la política cuando ocupó una curul en el Concejo de Pasto de manera eficiente y a carta cabal.
Esa persona de quien estoy hablando era el abogado Franco Javier Ojeda Delgado, más conocido cariñosamente por la cantidad de amigos del fútbol como ‘Tostado’, apodo que llevaba desde su niñez y desde su familia de futbolistas y dirigentes deportivos, ya que su señor padre practicaba este deporte y también hizo parte de diferentes equipos en nuestra ciudad sorpresa en la famosa Primera especial de aquellos tiempos.
Como es de conocimiento público Franco Ojeda fue asesinado por un vecino de su barrio el cual, gracias a las investigaciones de la Fiscalía y la Policía Nacional, descubrieron tanto al autor material como al autor intelectual, los cuales ya fueron investigados y judicializados por los jueces y fiscales de control y pagarán una condena de escarmiento y ya están en los patios de la Cárcel Judicial de Pasto purgando sus respectivas condenas.
Pero esto no para ahí. Todos los allegados de Ojeda Delgado estamos felices que el crimen cometido por los asesinos no quedó impune. Pero el asunto no termina ahí como decíamos, esto está desenredando una cadena de amenazas por parte de familiares del autor intelectual del crimen, vecino de Franco Ojeda, el cual quedaba casi al frente donde vivía en su barrio al occidente de Pasto.
Ojalá que todos los entes de control y vigilancia, llámese Fiscalía General de la Nación, volteen sus ojos hacia los moradores del barrio Mariluz III donde vivía nuestro amigo Ojeda Delgado, para que se apersonen, presten su debida protección a los demás vecinos que moran junto a los familiares del asesino que gozaba de un prontuario delincuencial y que se vitoreaba delante de sus vecinos con amenazas de frente y sin ningún temor.
Es refrescante cuando un individuo hace de las suyas, que haya cometido una falta tan grave como es el de asesinar a otra persona, sea llevado a la cárcel y quede a buen recaudo del Inpec, no como otros casos que a diario ocurren en Colombia donde muchos líderes sociales, comerciantes, conductores, docentes son asesinados miserablemente y sus victimarios recorren las calles sin ser judicializados ni mucho menos identificados.
La justicia tarda, pero actúa con eficacia para aquellas personas dedicadas a delinquir y asesinar personas, segándoles la vida por no ser tolerantes y aceptar las cosas como son y frentear la situación, sabiendo que todo tiene solución en esta vida, para después condenarnos el resto de nuestra existencia a una celda fría y hacinada cárcel.
POR: MIGUEL HERNÁNDEZ.

