Es histórico y jubiloso lo que vamos a vivir mañana por la posesión del nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro. Jamás las mayorías – de todos los estratos – han estado a la expectativa y con tantas ansias de participar de la fiesta patria. Las plazas públicas en los diferentes rincones del país estarán abarrotadas, enarbolando la tricolor como muestra de esperanza.
La élite política y económica colombiana no le permitió al pueblo gozar del derecho al Estado con Jorge Eliécer Gaitán, sin embargo, hoy, gracias al estallido sociopolítico convocado en 2019, tenemos un mandatario que representa y tiene en su mente la justicia social. Ya se han demostrado varios visos de que así será; la educación, la salud y la redistribución equitativa, son objetivo primario del nuevo gobierno.
La posesión de Petro se diferencia de las demás porque es la única que convocará al colombiano real. A algunos les duele y critican la inversión que se hará en el pueblo mañana. Conciertos, arte y cultura serán protagonistas y, por supuesto, habrá un comercio popular de ventas callejeras, el cual aportará para que trabajadores informales puedan llevar más pan a su casa.
“El traqueto, el ladrón del erario y los violentos, no están invitados a la posesión. Ellos que sí se vayan del país”.
Las posesiones a las que estábamos acostumbrados costaban menos ante la opinión pública, pero demostraban que a esos manjares políticos únicamente tenían acceso quienes se creían los dueños del país. Los demás, contentos y sacando pecho viendo la transmisión desde un televisor. Cabe aclarar que las posesiones de antes, luego de lo público, se tornaban en verdaderas fiestas y viajes carísimos, las cuales, doblaban o triplicaban el valor de lo que cuesta la de Petro.
La austeridad se medirá en otros puntos, pero cuando se trate de simbología popular y en el colombiano real, boten la casa por la ventana. El Estado es de todos. El Gobierno hará una fiesta a la que, por fin, está invitada la buena sociedad, la que no ha tenido que pasar por encima de nadie para crecer. Esa sociedad es la invitada de honor a tan magno e histórico evento.
El traqueto, el ladrón del erario y los violentos, no están invitados a la posesión. Ellos que sí se vayan del país.
Por: Emilio Jiménez Santiusti

