Las regalías son la contraprestación económica de las empresas por la explotación de recursos naturales no renovables tipo petróleo, carbón y minerales extraídos del subsuelo del territorio nacional son recibidos por la nación y las entidades territoriales a partir del Acto Legislativo 05 de 2011.
En las motivaciones del Acto Legislativo se resalta dar impulso al funcionamiento del Sistema de Regalías, para lo cual, el gobierno aprovechó los recursos captados, además para innovar la gestión estatal y apalancar los procesos de desarrollo de los territorios en correspondencia con las demandas del contexto nacional e internacional, puesto que son determinantes para progresar.
En consecuencia, con el Sistema se pretendió orientar una redistribución equitativa con el fin de promover un territorio con menos desigualdades; desde esa óptica se apuntó a disminuir la pobreza, garantizar la construcción de obras para vías terciarias, infraestructura básica, proyectos de ciencia y tecnología, impulsar el camino de la competencia y finalmente avanzar por la anhelada paz.
Según lo anterior, las regalías se destinaron para salir de las situaciones socio- territoriales que no eran nuevas para la nación y particularmente para las regiones, porque se observaba que representan manifestaciones en reversa para la vida de las comunidades; lo cual se evidenció en la comparación de las brechas de desigualdad de bienestar socioeconómico de los habitantes de los departamentos, municipios y además de las poblaciones indígena, negra y rom.
Con ese direccionamiento de los recursos, es difícil descalificar la iniciativa legal que se concretó en el Sistema Nacional de Regalías; toda vez, que claramente el propósito apunta a la redistribución; pues contiene un sello alentador para los entes territoriales que sufren penurias en sus finanzas; no obstante, ese noble fin, se han encontrado tropiezos de manera notoria en su avance.
Significa que se han podido detectar diferentes condicionamientos y anomalías desde la reglamentación; resaltándose más, en la etapa de ejecución, donde sobresalen hechos de nulo y bajo cumplimiento de los proyectos, igual la pérdida de recursos en casi todo el país; lo cual, ha despertado distintos tipos de rechazo y denuncias de los líderes sociales comprometidos por la gestión territorial.
En definitiva, las regalías son recursos públicos que no están llegando cabalmente a los fines propuestos de manera adecuada y efectiva; podrían encontrarse excepciones, más lo delicado del asunto es que son recursos que se esfuman dejando mayor desconfianza ciudadana.
Lo anterior, no es un hecho aislado de un departamento o municipio; esta generalizado y como fenómeno nacional desborda y exige atención contundente. El ex vicepresidente Vargas Lleras, en el Tiempo, el 9 de julio, escribió “Y ahora se destapa el mal uso de las regalías en todos los frentes…”; relata un panorama delicado en línea de encontrar respuestas oportunas y donde los entes de control y entidades gubernamentales relacionadas tienen mucho que aclarar; también, no olvidar que Colombia entró al debate por la reforma tributaria y, con esto de las regalías ¿cómo afrontará la sociedad tales novedades?
Por: Germán Caicedo Mora