Edgar Enríquez

Contra las bolsas plásticas

El pasado 3 de julio se celebró el Día internacional de la no utilización de la bolsa plástica, esa que tarda entre 400 y 500 años en descomponerse y que solo utilizamos unos 20 minutos.  

Desde el primero de julio de 2017 se empezó a cobrar un impuesto por bolsa plástica, que se irá incrementando poco a poco, con el fin de desestimular su utilización por parte de los consumidores.  

En los primeros 24 meses de haber entrado en vigencia esta medida los colombianos utilizan el 50% menos de bolsas plásticas para sus compras. Ahora es más común ver a la gente con talegas reutilizables que regalan en algunos supermercados.

 Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), entre un 70 y 90% de los residuos acuáticos que se encuentran en las playas son plásticos. Además, casi el 90% de estas solo se utilizan una vez y luego se las tira a la basura.

De acuerdo con la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla), la utilización de bolsas plásticas ha disminuido hasta en un 69% en los puntos de pago de los establecimientos comerciales y principales supermercados del país.

Fue con la aparición de los supermercados que se popularizó el uso de las bolsas plásticas, sin pensar que esto conllevaría a un grave problema de contaminación ambiental. 

El sueco Sten Gustav Thulin, a principios de la década de los años 60 del siglo pasado, fue quien al doblar un tubo de plástico extremadamente fino y resistente de manera que tuviera forma de bolsa, su peso fuera reducido y tuviera gran capacidad de carga sin riesgo de rotura, le dio vida a este invento.   

Bangladesh fue, en el año 2002, el primer país del mundo en prohibir las bolsas de plástico delgadas, las que aún utilizamos en Colombia, después de que se descubrió que eran las principales causantes de la obstrucción de los sistemas de desagüe.   

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Ahora, poco a poco, tenemos que regresar a la vieja costumbre de ir a hacer las compras con bolsas de tela o canastos, o las de material biodegradable o ecológicas, que es el nuevo invento para contribuir con el medio ambiente.

Una alternativa para reemplazar estas bolsas de plástico fue la que presentaron unos ingenieros chilenos. Se trata de una talega sin ningún derivado del petróleo y completamente hidrosoluble.          

Se esperaba que hasta este año se dejara de utilizar en su totalidad la bolsa plástica que en su época revolucionó la manera de hacer las compras y de llevar el pan a la casa.

Según el Ministerio de Ambiente la eliminación de este plástico causaría un impacto positivo en siete frentes, entre los que están caída de la contaminación sobre recursos naturales, disminución en la afectación del suelo, reducción de la generación de gases de efecto invernadero y aumento de la vida útil de los rellenos sanitarios.

Por: Edgar Enríquez.