Según informes de Transparencia Internacional quien todos los años emite un reporte de lucha anticorrupción, Colombia en el último tiempo se ha estancado en los puntajes que van en el rango de 36 a 39 puntos, sobre 100. Lo que muestra a las claras que la corrupción sigue enquistada en las esferas políticas, públicas y sociales del país.
Debe ser por eso que en Colombia un funcionario público (al cual le pagan con el dinero de los contribuyentes), responde a las personas que van a realizar algún trámite, con frases como: “ya le voy hacer el favor” o «ya le colaboro», cuando no se trata de hacer favores, sino de que hagan su trabajo y que cumplan con las funciones para las que fue contratado.
Lastimosamente en el país nos olvidamos y se olvidan aquellos que trabajan en el gobierno que se les paga con los impuestos que se recauda de los ciudadanos. Por lo tanto, no es un favor o ayuda la que nos deben hacer, es su deber y lo tiene que cumplir.
Y qué decir de los funcionarios que son elegidos por voto popular que en campaña son presurosos a tomarse fotos con el pueblo, cargar niños, abrazar ancianos etc., y que después de elegidos son visitantes en sus propios despachos y que no le otorgan una cita a nadie.
Alcaldes, gobernadores, concejales, congresistas y demás ‘fauna’ política esta elegida por voto ‘popular’, aunque a veces el popular se les olvide, están ahí porque nosotros como ciudadanos les dimos el aval con nuestro sufragio de estar ahí, es como si nosotros contratáramos a alguien para realizar un trabajo que administrar un país, una región, un municipio y queremos ver que se esfuercen y traten de suplir las necesidades básicas insatisfechas de la mayoría de la gente.
Pero vemos lo contrario mientras un político tiene en demasía, viaja, come en los mejores restaurantes observamos niños muriendo de hambre, adultos mayores pidiendo limosna en las calles, vías con huecos o a medio terminar…en fin corrupción.
Es por eso que mi llamado es despertar a no seguir con ese silencio cómplice, a denunciar las fallas, errores y desaciertos de un gobierno, no caer en el juego de ‘arreglar’ las cosas con sobornos y chanchullos, porque si no siempre seremos una sociedad fallida, donde un político pasa por encima de los derechos humanos y civiles de un ciudadano y no pasa nada… y hasta recibe apoyo del gobierno y es premiado con numerosa escolta y veneración ‘ciega’ por sus copartidarios.
Y así puedo seguir con un sin número de hechos, ejemplos y casos que seguro muchos se sentirán identificados que me darían para más publicaciones de: ‘Colombia corrupta’, pero espero que el cambio se dé, desde nuestro interior, desechando la nefasta ‘ley del más vivo’, que nos mantiene con un puntaje de 39 sobre 100.
Por: Alvaro Moreno Díaz

