Sofonías Rodríguez.

Violencia sicológica: arma silenciosa

Violencia, palabra explosiva más como hecho que como simple expresión lingüística de la que todos quisieran huir. La misma que golpea el cuerpo y lastima el alma, que se ha vuelto genérica en el devenir de los seres humanos y de la cual hay un incontable número de víctimas que a veces calladamente lo padecen y que en gran parte de casos no son conocidos quizá por el temor a represalias.

La sicológica es un enemigo que oculto en el sometimiento ataca la autoestima y con ello va degradando poco a poco la personalidad hasta reducirla a un lamentable estado de esclavitud y cuadros depresivos que en muchos casos desembocan en intentos de suicidio o muerte clínica Los autores pueden estar en empresas, instituciones, entidades y en las familias cuando se hace mal uso de la autoridad.

En general, el solo vocablo es sinónimo de muerte, maltrato físico, masacres o de abusos sexuales, pero muy pocos se ocupan de la violencia sicológica que también alcanza un alto grado en el daño emocional que puede sufrir cualquier ciudadano sin importar su edad que de no recibir atención especializada se expone a graves consecuencias.

 

«Es de especial prioridad la mujer, que es en cualquier edad merecedora de un trato digno y de reconocer en ella tantas virtudes y calidades personales y profesionales».

 

La violencia sicológica se caracteriza por la frecuencia, pero al mismo tiempo la más difícil de identificar por cuanto a que la mayoría de casos por temor a que se vaya a tomar represalias y con ello a perder el trabajo, se mantienen en absoluta reserva y claro con los perjuicios que esto implica. Es como si fuera un arma silenciosa a la que siempre la gente está expuesta.

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Es determinante si se manejan con un criterio responsable y constructivo las relaciones familiares, empresariales e institucionales en procura de asumir actitudes de equidad, de justicia, de cordialidad y de poner al servicio los principios y valores frente a los grupos que se deben dirigir para que crezcan en un ambiente de sana convivencia y optimismo, todos en busca de objetivos comunes.

Por eso qué gran tarea es la de jefes de hogar, docentes, militares, gerentes dirigentes deportivos, cuando se aplican: capacidad, humanismo, sentido de pertenencia y vocación los resultados se verán reflejados en las personas que tienen a su cargo. Aquí es de especial prioridad la mujer, que es en cualquier edad merecedora de un trato digno y de reconocer en ella tantas virtudes y calidades personales y profesionales.

De la violencia sicológica que Dios nos libre.

Por: Sofonías Rodríguez M.