Luis Eduardo Solarte Pastás

Importancia de las festividades

Hace más de dos años las autoridades chinas dieron la primera voz de alarma ante una nueva enfermedad, entonces no identificada, que había provocado infecciones respiratorias en Wuhan. Una enfermedad que ahora se conoce como coronavirus y que dejó una inmensa cantidad de muertos en todo el mundo.

Y el hecho que el coronavirus se haya convertido en parte de nuestra cotidianidad, conllevó a que tanto las fiestas familiares como populares o patronales en los años 2020 y 2021, se tuvieran que vivir bajo ciertas restricciones sanitarias y medidas de protección para evitar la propagación del contagio.

Sin embargo, también hubo eventos como el Carnaval de Negros y Blancos que se suspendió en Pasto y en otros municipios de Nariño; pero que a través de la tecnología virtual y una variada programación cultural y musical se logró llevarle el mensaje a la gente que sus fiestas estaban “vivas”, aunque en la práctica no las pudieran gozar.

Fue así como a través de las plataformas digitales se pudo observar las fiestas que, en otras circunstancias normales, rompían la monotonía, suspendían el ritmo de la vida cotidiana, que era algo que se esperaba y se ansiaba porque se encargan de que aglutinar una comunidad en torno a una celebración y sus preparativos, muestra lo mejor de sí a sus visitantes y convoca a sus hijos lejanos al retorno y el encuentro familiar.

De esta manera, las fiestas en cualquier parte se convierten en ruptura cronológica, ocio, celebración, juego, gratuidad, fantasía, exuberancia, gastronomía, música y bailes, disfraces y muchas otras expresiones culturalmente ricas y valiosas.

Indiscutiblemente, las fiestas conectan a las personas entre sí, une grupos humanos diversos, es también memoria e historia, generan recuerdos comunes y esperanzas colectivas, afirman valores y sirven para exorcizar el futuro de elementos mágicos

Esto nos lleva a comprender que la fiesta es un elemento importante de la vida de una comunidad. Y que un pueblo que la celebra tiene capacidad de asimilar los acontecimientos y avanzar confiadamente hacia el futuro. Porque al celebrar aparecen los recuerdos comunes, las esperanzas colectivas, la vitalidad, la integración, la participación. En fin, es época de alegría, de paz, de bienestar unido al ajetreo propio de la fiesta.

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Por ello, es fácil entender que un grupo humano que ha perdido la fuerza de sus rituales carece de pasado, presente y futuro, ha extraviado su contexto y su referencia.

En este sentido, entonces, si a un pueblo le quitáramos sus celebraciones, lo acabaríamos, se consumiría en un presente sin esperanzas, perdería su identidad.

De allí que, sea oportuno reconocer el esfuerzo y trabajo realizado por la administración municipal del alcalde, Germán Chamorro de la Rosa, quien en conjunto con las demás autoridades religiosas, policivas y militares, los artistas y gestores culturales, haya vuelto a conmemorar con diferentes actos públicos y privados el onomástico de Pasto en honor a San Juan porque todo esto, sin lugar a dudas, al lado de la fiesta magna del Carnaval de Negros y Blancos, contribuye a que la identidad del pueblo pastuso cada vez se fortalezca más y se conozca en el mundo entero.

Por Luis Eduardo Solarte Pastás