Así como varios aún no comprenden la esencia del estallido social y su resultado, incluso hay quienes piensan que es únicamente sinónimo de vandalismo, es decir, evocan la costumbre y lo retrógrado del concepto; asimismo algunos, están cayendo en el error de creer que el significado del soplar de los vientos del sur es ver a políticos nariñenses tradicionales de ministros.
Quienes entienden el poder sociopolítico del estallido social y lo separan, con reflexión, de la violencia infiltrada, comprenden que Nariño estará en la agenda del próximo gobierno junto a tantos departamentos históricamente abandonados, sin importar si en el gabinete o en la dirección de grandes instituciones, haya un pastuso.
Se equivocan quienes piensan que el cambio es entregarle burocracia y clientelismo, pero ahora a los rojos. Se equivocan quienes creen que por haber sido caciques de izquierda regionales pueden poner a sus hijos de congresistas. Se equivocan quienes están analizando la política local desde ya y presumen sus nombres como alcaldes o gobernadores, suponiendo que la dinámica social y electoral es la misma de siempre.
«Los vientos del sur son de toda esa Colombia desamparada. No solo fue abandonado el vulnerable, también lo fue el constructor que nunca ganó una licitación de alto impacto, porque sencillamente Sarmiento Angulo, decidía quién y en dónde se construía».
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Se equivocan quienes consideran que Nariño avanzará si vuelven a nombrar de ministro a Parmenio o de jefe de la desaparecida estupefacientes a Albornoz o director de Planeación Nacional a Montenegro. El progreso empezará a llegar a nuestro Departamento porque en la cabeza del presidente está la justicia social, la equidad, y lo más atractivo, va a explotar, en el buen sentido de la palabra, a todas las regiones que pueden potenciar su agroindustria.
El soplar de los vientos del sur se debe comprender y traducir en que por fin nos llegó la hora de tener atención estatal. Aquí, como en otros Departamentos, se ha rechazado a los campesinos y su producción agrícola, se ha desatendido el conocimiento, una masacre en Samaniego es una noticia más, inclusive, las obras nacionales se han mendigado siempre.
Por: Emilio Jiménez Santiusti