Chucho Martinez

Túnel y luz

Primero la vida. Condenamos enérgicamente la destrucción cultural y también física de las comunidades indígenas nariñenses cómo sigue ocurriendo con el asesinato de tres hermanos Awa, entre otros. No paran los asesinatos de líderes sociales y excombatientes de las Farc porque le quedó grande el país al uribismo. Y no solo a él sino a la sociedad en su conjunto como lo destaca el informe de la Comisión de la Verdad a la que desprecia el presidente y poca importancia le dan los grandes medios de comunicación porque también son cuestionados por su silencio cómplice, igual que las demás instituciones del país, civiles militares y hasta religiosas. Pues unas pecaron por acción y otras por omisión en este genocidio de más de 450.000 colombianos y desplazados. 

A la par de los $70.000 millones robados a la conectividad escolar, se suman los $500. 000 millones al parecer también burlados a la paz que denuncian periodistas, pero callan las ías. La corrupción es inescrupulosa y sinvergüenza porque se opuso a la paz pero abusa de los dineros de la paz.

 

«Condenamos enérgicamente la destrucción cultural y también física de las comunidades indígenas nariñenses cómo sigue ocurriendo con el asesinato de tres hermanos Awá, entre otros».

 

Mientras tanto, la economía advierte un repunte generoso de crecimiento aproximado del 6.5% para este año, sin embargo, el costo de vida, la inflación, las pobrezas monetaria y multidimensional, la concentración y la desigualdad se mantienen en unos indicadores escandalosos, tanto así que el Banco Mundial ya ubica a Colombia en el deshonroso cuarto lugar a nivel mundial en desigualdad.

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Repetimos lo de hace muchos años, que la economía anda bien pero el país ahí anda mal. Pero al otro lado del túnel se ve una lucecita con los nombramientos de Ocampo en el Ministerio de Hacienda, Leyva Durán de Relaciones Exteriores y Patricia Ariza en Cultura. Ojalá el nuevo presidente siga así y los dirigentes regionales estén a la altura del cambio histórico por encima de intereses subalternos. Especialmente en la formulación de una propuesta de regionalismo positivo para Nariño insertada en el plan nacional de desarrollo capaz de superar su centenario atraso para incursionar en el destino del buen vivir. Esto solo es posible, si los jefes del Pacto Nariño obran en democracia y respeto por la diversidad que refleje el verdadero cambio que tanto esperamos los colombianos y que debe empezar por sus jefes. Estamos vigilantes.

 Por: Chucho Martínez