Atrapado por la ineludible nostalgia me puse a hacer un ejercicio retrospectivo esta vez de sesenta y dos años para referirme a nuestra capital, la misma que empezando la década de los sesenta, era apenas una pequeña ciudad más con iglesias o capillas que barrios, pero siempre con la mirada firme hacia adelante. Eso sí con acuciosos gobernantes e ilustres personalidades, que han dado brillo y emoción a la historia-
Recuerdo de colegial casi niño, los pocos sectores para donde había ruta de bus, se contaban en los dedos de la mano: Chapal, Palermo, Pandiaco, San Vicente.-La gente por lo general era más amiga de las romerías a Las lajas, que de pasear por los contornos de Pasto, o de pronto subir hasta Canchala y en pretexto de ir a visitar al Señor, comprar mercado y comer choclos con queso y papas con ají.
«Dios bendiga a la ciudad teológica y le permita seguir avanzando hacia el adelanto en todos los campos. Pasto siempre ha sido, es y será una ciudad merecedora y digna de gratitudes mil».
En algo más de medio siglo, qué pasos tan agigantados de progreso ha dado y sigue dando esta querida ciudad. La modernización urbanística diseñada por distinguidos profesionales nariñenses le viene imprimiendo un vuelco total a la antigua fisonomía de estilo colonial que en muchos lugares aun exhibe. Actualmente la cara de Pasto mira hacia arriba y desafía a los más altos y elegantes edificios del país y del mundo.
La industria y el movimiento comercial, así como la artesanía y el turismo visto este último de todos ángulos son referentes de la economía regional y la suficiente razón para que empresarios de diferente procedencia se hayan dedicado con suma confianza a invertir en grande y de paso crear un sinnúmero de fuentes de trabajo.
Además de esto la Ciudad Sorpresa en todo tiempo tiene puertas y brazos abiertos para el que llega junto a la hospitalidad para millares de ciudadanos provenientes de otros lugares del departamento, de Colombia y del mundo en quienes despierta un excepcional cariño para acogerla como su sede de trabajo y el orgullo de catalogarla como su segunda madre.
El próximo viernes 24 de junio es el onomástico de San Juan de Pasto y unido a las multitudinarias voces de gratitud desde distintos lugares, me anticipo para decirle muchas gracias mi ciudad capital, a la que tanto le debo, por familia, estudios, periodismo y amistades. Gracias por todo, gracias.
Dios bendiga a la ciudad teológica y le permita seguir avanzando hacia el adelanto en todos los campos. Pasto siempre ha sido, es y será una ciudad merecedora y digna de gratitudes mil.
Por: Sofonías Rodríguez M.

