Hoy más que nunca debemos tomar conciencia de la importancia de acudir a las urnas, no ser indiferentes, porque la indiferencia hace que otras personas elijan por usted a quien dirigirá los destinos de nuestro país. Participe, vote por el candidato de su preferencia, a quien considere el más idóneo y capacitado. Si no le satisface ningún candidato, manifieste su descontento votando en blanco. No deje en manos de pocos las decisiones que nos conciernen a todos.
En esta oportunidad y por los acontecimientos ocurridos en los últimos días, es de suma importancia tratar de evaluar el comportamiento ético de los candidatos actuales, como también su capacidad administrativa en los cargos que han desempeñado, y eso es necesario tenerlo en cuenta a la hora de votar.
No se deje engañar con discursos populistas, manipuladores o con “palabras bonitas” de quien manifiesta que, al ser elegido, resolverá “mágicamente” y de un tajo todos y cada uno de los problemas que nos aquejan, cuando los ciudadanos medianamente conocedores de la realidad que vivimos, sabemos que el presupuesto nacional no alcanzaría para hacer realidad tantas promesas.
Tenga cuidado con las propuestas u ofrecimientos que se aprovechan de las sentidas necesidades de las personas y la falta de conocimiento político de muchos incautos ciudadanos, algunos sin escolaridad o poco conocedores de sus derechos y los deberes de quienes gobiernan, captando votos sobre todo de los sectores más humildes, quienes les creen muchas veces a “ciegas”, para terminar cumpliendo con un porcentaje mínimo o nulo en algunos casos, sin embargo resultan electos con esas mentiras.
Teniendo en cuenta los altísimos niveles de corrupción presentes en todo el país y particularmente en nuestra región, la elección del próximo presidente, debe hacerse luego de establecer un excelente nivel de valores y principios éticos, morales y de su convicción de servicio a la comunidad que lo elige.
Debemos ser conscientes que, a quien queremos elegir tiene que trabajar al servicio del país, prestar atención y dar solución a los innumerables problemas de nuestra región y no de sus intereses particulares, y menos aún de aquellos actos por fuera de la ley, con los cuales se apodera de recursos en beneficio propio.
Exhorto a los ciudadanos a que no vendan su voto, porque la compra de conciencia causa un grave daño a todos. Quien vende su voto niega su propia dignidad. Que confianza puede sentir usted por un candidato que lo trata como un objeto, como una cosa a la que no le reconoce dignidad, y al que una vez usted le venda el voto, no le interesará cumplirle promesas y lo único que quiere es gobernar sin responsabilidad con usted, ni con su familia, ni con su prójimo. Tenga claro que el candidato que compra votos no tiene propuestas serias, no conoce la región ni sus problemas, no tiene claridad mental ni capacidad de comunicación, solo piensa que el dinero lo compra todo.
Votemos con la esperanza que podemos elegir al mejor dirigente, que comprendan la profunda problemática que atravesamos actualmente y tenga el propósito de transformar con trabajo y honradez la vida de las personas.
Por: Narciso Obando López, Pbro.

