Quedamos hoy a 15 días para la realización de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que nos dirán quien, entre el candidato del Pacto Histórico Gustavo Petro y el aspirante de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, Rodolfo Hernández, a partir del 7 de agosto, se convertirá en el sucesor de Iván Duque.
Tal como lo habían pronosticado los analistas políticos, luego de la sorpresiva e inesperada intrusión del exalcalde de Bucaramanga a la segunda vuelta en detrimento de Federico Gutiérrez, a quien se daba como seguro finalista al lado de Petro, esta campaña definitiva tiene conmocionado el ámbito político colombiano, lo que refleja en una enorme expectativa que aumenta a medida que se acerca el día de los comicios.
«Hay, reiteramos una ventaja de 2 millones y medio de votos a favor de Petro y en este orden de ideas el gran interrogante es si al exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, le alcanzará su gran atropellada impulsada por los respaldos y uniones para pasar de largo. De allí, la efervescencia que vivimos en estos instantes».
En las últimas horas la Registraduría Nacional del Estado Civil, cuya imagen se recuperó en desarrollo de la primera vuelta presidencial del pasado 29 de mayo, luego de la paliza que tuvo que soportar a raíz de las elecciones para el Congreso de la República, del pasado 13 de marzo, dio a conocer la tarjeta electoral que utilizaremos los colombianos este 19 de junio, lo que contribuyó a mover más el ambiente electoral, dividido ahora en dos candidatos, uno como Gustavo Petro que siempre figuró de primero en todas las encuestas que se hicieron para medir el nivel de aceptación de los candidatos en la primera vuelta y, el otro Rodolfo Hernández, un invitado con quien nadie contaba, pero quien propinó un garrotazo y al final irrumpió con fuerza para ganar el derecho a definir la Presidencia de la República.
Nos enfrentamos entonces a un proceso electoral apasionante en grado sumo. En comicios presidenciales pasados, sabíamos con mucha antelación y sin tanto misterio, quien se iba a convertir en nuestro próximo presidente. Así ocurrió en dos oportunidades con Álvaro Uribe y con Juan Manuel Santos y luego con Iván Duque, en elecciones que la verdad sea dicha, resultaron un poco monótonas y carentes de emoción e inclusive en alguno de los casos, no fue necesario recurrir a la segunda vuelta.
Pero, ahora la situación es bien diferente, puesto que como están las cosas, nadie podría aseverar con certeza quién ganará entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández.
Es cierto que el candidato del Pacto Histórico picó en punta con una ventaja de más de dos millones y medio de votos, lo que naturalmente no es una bicoca y podría hacer pensar en que las elecciones ya están decididas. Pero el problema es que antes de la realización de la primera vuelta presidencial, fue evidente un constante crecimiento en el nivel de aceptación del exalcalde de Bucaramanga, lo que no solo se reflejó en las encuestas sino en la increíble votación de cerca de 6 millones de sufragios que sumó el pasado 29 de mayo.
Entonces, como lo vienen reiterando los analistas políticos, tenemos un aspirante Petro, de quien se dice ya alcanzó la cima y entonces, le toca raspar la olla y otro como Hernández, llamado a aumentar de manera considerable su votación gracias a las adhesiones que empezaron a llegar desde el mismo momento en que se conoció su paso a la gran final presidencial.
Todas estas situaciones son las que hacen de estas elecciones una de las más emotivas en muchos años en el marco de las cuales la efervescencia crece a cada momento. Hay, reiteramos una ventaja de 2 millones y medio de votos a favor de Petro y en este orden de ideas el gran interrogante es si al exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, le alcanzará su gran atropellada impulsada por los respaldos y uniones para pasar de largo. De allí, la efervescencia que vivimos en estos instantes.

