Jesús David Ureña fue designado como alcalde encargado del municipio de El Charco (Nariño), después de que se “destapó”- término castizo que empleamos los colombianos para referirnos a la acción de la justicia de enterarse de la verdad – el escándalo de corrupción en el que estaba inmerso el exalcalde Víctor Cándelo y su secretario Jhon Jainer Torres.
Sin embargo, el municipio quedo acéfalo desde hace un mes y ocho días – tiempo que se calcula al momento de escribir esta columna de opinión-, cuando grupos ilegales interceptaron y secuestraron a Jesús Ureña cerca de la bocana del rio Guapi, un territorio marcado no solo por el conflicto armado, sino por la presencia de los elenos (ELN), las guerrillas disidentes de las Farc y los grupos paramilitares.
Hasta el momento se desconoce en manos de qué grupo ilegal se encuentra el alcalde encargado (y es que por surrealista que parezca, en este país uno no sabe quién lo va a secuestrar a uno: si los guerrilleros, los narcotraficantes, los paramilitares, los mexicanos, los colombianos que se creen mexicanos etc.); lo cierto es que la policía ha ofrecido una recompensa de hasta 105 millones por brindar información que conduzca a su liberación.
La semana pasada escuché en la radio a don Álvaro Ureña – el padre de Jesús Ureña- quien suplicaba a sus captores que le respetaran el derecho a la vida a su hijo, lo que más me conmovió fue que incluso se ofreció en canje, un acto de heroísmo y amor puro en nuestro conflicto armado.
La semana pasada hice una acotación sobre lo extraviado que se encuentra el departamento de Nariño del resto del país, es decir, parecería que somos una república independiente y tanto es así que, mientras en otros municipios como Medellín, el tribunal superior de Antioquia tumba el nombramiento del alcalde (e), acá debemos buscarlo por todos los medios posibles pues nuestros dirigentes no tienen las más mínimas garantías de seguridad. ¿Acaso quién puede ejercer el arte de gobernar con la zozobra de ser asesinado o secuestrado?
Adenda: Como una breve clase de historia criolla, cuando nos referimos o usamos el término elenos sin la letra “h” nos estamos refiriendo al grupo armado ilegal denominado Ejército de Liberación Nacional (ELN); sin embargo, cuando empleamos la palabra con “h”, es decir helenos, nos estamos refiriendo al periodo de tiempo en el que existió la antigua Grecia y que se denomina helenismo, y es que, el conflicto armado ha tocado tanto nuestras fibras como sociedad que hasta el lenguaje cambia.
Por: Nicolás Escobar Bejarano