La contienda política con aspiraciones a llegar a la Presidencia de la República estuvo marcada por dos factores que fueron muy evidentes: el hastío y el miedo. Hemos visto, que cierto sector de la población se sintió esperanzada con la llegada a la Presidencia de Álvaro Uribe Vélez, ante la incapacidad de gobernar de Andrés Pastrana, y que se saliera de las manos los diálogos con la guerrilla de las Farc. Se creía que su propuesta política de mano dura iba a acabar con los grupos armados ilegales, pero las cosas no fueron así.
Veinte años después, los colombianos seguimos padeciendo la violencia, pues la exigencia de resultados a las Fuerzas Armadas conllevó a la comisión de una serie de procesos extrajudiciales y la aparición de otros grupos al margen de la ley. Con ello se vendió en los medios de comunicación de que la mano firme les había devuelto la seguridad a los colombianos, pero poco a poco la gente se ha ido dando cuenta que el país está en peores condiciones.
En ello se ve reflejado el resultado electoral del 29 de mayo, donde el gran derrotado fue Federico Gutiérrez, candidato del uribismo, quién causó sorpresa, pues hasta último momento figuraba en el segundo lugar para pasar a la segunda vuelta; pero, resulta que el ingeniero Rodolfo Hernández le sacó alta ventaja con lo cual se ve que la gente está hastiada del uribismo.
Federico Gutiérrez basó su discurso en ataques a Gustavo Petro, como se pudo ver en todos los debates públicos y entrevistas. Eso no le funcionó, indudablemente. Pero también fue evidente el derroche de gastos, materializados en exceso de publicidad en vallas, carteles, pero, sobre todo, en camisetas y gorras. El caso fue denunciado por varios alcaldes.
Por otra parte, también estuvo en escena la campaña del miedo que fue creada desde años anteriores por Uribe Vélez, ante su diametral posición con Gustavo Petro. En estas elecciones, Federico Gutiérrez volvió a esgrimir la campaña del miedo direccionada en contra del candidato del Pacto Histórico. Volvió a sacar el socavado discurso del comunismo, el castrochavismo y todos esos epítetos que contribuyen a generar miedo mediante la repetición esquemática que mina la mente de los ciudadanos, desdibujando la imagen de Petro.
El miedo también estuvo basado en las mentiras, pues así le reclamó Petro a Fico en el último debate en uno de los medios de comunicación, diciéndole que le presentara pruebas donde supuestamente había cambiado el discurso, pero Gutiérrez nunca las presentó.
El miedo también se ve reflejado en quienes no se identifican con las propuestas de Petro, pero tampoco sienten confianza con Gutiérrez por su falta de consistencia y porque cayó en trampas como la falta de conocimiento de las finanzas de la Nación. Por ello, empezó a despuntar el ingeniero Rodolfo Hernández al final de la campaña que le dio una ventajosa votación con respecto a Gutiérrez.
Hernández se dedicó solo a intervenir mediante las entrevistas en medios de comunicación y redes sociales, pero se negó a participar en debates y a hacer plaza pública. Es más, abandonó por un tiempo la campaña, y viajó a Europa. Ante el conocimiento que brindan la encuesta sobre su ascenso en el favoritismo, en una rueda de prensa le preguntan que cuándo va a presentar sus propuestas, pero él da unas respuestas muy informales, que lo hará en su momento.
Hay un importante sector poblacional que manifiesta su hastío a las campañas electorales por la cantidad de agravios que se profieren en los debates políticos. Bueno, no todos, pero vemos que a algunos se les va la mano, como los madrazos y la discriminación de la mujer por parte de Rodolfo. Hastío y miedo han sido los mayores jefes de debate en esta contienda política. Esperamos moderación en la segunda vuelta.
Por: Aníbal Arévalo Rosero

