Después de una jornada electoral como la que se vivió en el país queda la ‘resaca’ de los ganadores y perdedores, y el mundo sigue y el día a día continúa.
Los que tienen trabajo seguirán yendo a los lugares donde desarrollan su labor, los que están desempleados continuarán en la intensa búsqueda o intentando emprender un nuevo proyecto, pero lo más importante es que nos daremos cuenta que a pesar de las discusiones, las disputas políticas y las enemistades, las cosas no van a cambiar de la noche a la mañana y seguiremos teniendo que enfrentar la cotidianidad.
Es por eso que si fue de los que ganó y estuvo burlándose de sus familiares y amigos que según usted botaron el voto, es mejor que se disculpe y replantee su forma de pensar en cuanto a cómo se vive una decisión democrática.
Pero si en cambio es de los que perdió por que su aspirante no llegó al número de sufragios que necesitaba para erigirse con la victoria, estese tranquilo, no proclame que se va ir del país, que va salir a marchar por que se robaron las elecciones y otras sandeces que se suelen decir cuando la opción por la que peleamos y discutimos con ‘Raimundo y todo el mundo’, no es electa.
Lastimosamente en unas elecciones tan polarizadas las enemistades crecieron, por que en Colombia todavía no podemos vivir con lo que nos diferencia, el pensar diferente no es aceptado por algunos y debe ser por eso que no hemos podido salir de la espiral de violencia que nos envuelve.
Lo extraño en ocasiones nos asusta, pero como dijo el autor de Juan Salvador Gaviota, Richard Bach, “¿No crees que ser curiosos es mucho más importante que ser parecidos? Porque somos diferentes podemos gozar la diversión de intercambiar mundos y regalarnos mutuamente nuestros amores y nuestros entusiasmos”.
Así que la invitación es a aceptar las diferencias, encontrar satisfacción en lo que nos une como país y aprender a respetar la opinión del otro, porque si fuéramos todos iguales la vida diaria sería muy aburrida y monótona.
Por: Alvaro Moreno Díaz

