Los homenajes en vida, en vida hermano

Jorge Arturo Bravo

El pasado domingo en muchos países del mundo y particularmente en Colombia se celebró el Día del Educador Colombiano, en virtud al mandato que el 15 de mayo de 1950 hiciera Su Santidad el Papa Pio XII que declaró a San Juan Bautista de La Salle, Patrono de los educadores con el fin de honrar en este día al Maestro, honor que fue acogido en Colombia por el presidente del República Mariano Ospina Pérez, aún no es tarde recordar y saludar A todos los maestros y maestras de Pasto, de Nariño y de Colombia.

Haciendo un poco de historia digamos que fue precisamente Mariano Ospina Pérez quien junto a su ministro de Educación Fabio Lozano Lozano, el 5 de octubre de 1948, con el propósito de honrar a los maestros más distinguidos, creó mediante Decreto No 03436 de esa fecha la medalla Al Mérito “Camilo Torres”, muchos fueron los maestros nariñenses que se hicieron merecedores de tan honrosa distinción.

Pero también el departamento de Nariño aunque un poco tarde, por intermedio del gobernador de Nariño Eduardo Albornoz Jurado y luego Jesús Rosero Ruano, se creó la Medalla al Mérito Educativo “Demetrio Díaz Benavides” que, por concurso de méritos, se otorgaba a los maestros ganadores cada 15 de mayo en solemnes ceremonias de premiación, fueron preseas que honraban y comprometían a los maestros condecorados a seguir trabajando por la educación y la formación de la niñez y de la juventud nariñense.

Lastimosamente vinieron nuevos gobernantes y al “carajo” se mandó estos reconocimientos tan honoríficos para los maestros; interesante entonces que tanto la alcaldía de Pasto, con su propia medalla, como la Gobernación de Nariño, retomaran estos estímulos tan importantes para los maestros, especialmente para aquellos que, por su vocación, su abnegación, su entrega y su compromiso social merecen que, en solemne ceremonia, se le cuelgue en el pecho estas preseas y no pasar, como ahora, desapercibida tan importante fecha y el papel que desempeña el maestro y no hacer reconocimientos con sendos decretos en la honras fúnebres de aquel maestro o maestra que ha fallecido, de hecho los homenajes deben ser en vida, en vida hermano, como diría el poeta.

Por: Jorge Arturo Bravo

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