Carlos Álvarez.

Diatriba sobre la vejez

La mayor parte de nuestra vida viviremos siendo viejos, si consideramos que a los 35 comienzan a fallarnos las facultades, o si no, pregúntele a un deportista si lo reciben fácil en un equipo de alta competición. Sin ir más lejos, pida trabajo en una empresa después de los 40…

Cómo debe ser un viejo: Dulce, amable, hablador, pero no mucho porque entonces toteas. No puedes seguir haciendo las cosas que hacías antes, porque entonces no aceptas la vejez. Puedes ser comunicativo, pero, ay de ti si repites una anécdota, te dirán que hay que armarse de paciencia contigo. Si presentas un proyecto, una iniciativa, te dirán que no eres un viejo normal, sino que te crees un veinteañero petulante.

La tragedia de la vejez es que se es viejo para los demás, pero no para sí mismo porque sigues teniendo las mismas ideas que antes, tienes el mismo concepto de la belleza, te puedes enamorar, se sabe mucho más del sexo y cómo dar placer a tu pareja aunque se haya perdido fuerza, en fin, sientes que eres el mismo de siempre, no otro.

Según algunos expertos, se es viejo cuando se ha cumplido los 60 años; ahora me pregunto: ¿llamarías viejo a Antonio Banderas, a Juanes, a Madonna, Amparo Grisales?, todos tienen más de 60.

Obviamente en la vejez se pierden unas cosas y se ganan otras. Por ejemplo, se gana sabiduría, claro, si has experimentado bien la vida, hay cosas que hay que trabajárselas y merecérselas. Es una forma de seguridad porque aprendes a lidiar con lo malo para que no te haga daño ahora, aunque habrá cosas que nunca se aprendan.

Existe un sentimiento que todos hemos tenido: nunca llegaremos a viejos, no es para mí, lo mismo pensamos o simplemente no pensamos en la muerte, solamente en la sabiduría de la madurez tardía.

Por: Carlos Álvarez