Mauricio Muñoz

El silencio de los inocentes

El pasado lunes 21 de febrero, la Corte Constitucional en decisión de la sala plena, despenalizo la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 24 de gestación, esta decisión se dio tras una demanda interpuesta por un colectivo de ciudadanos que buscaban despenalizar el aborto. La decisión fue dividida, 5 votos favorables y 4 en contra, siendo este un reflejo del sentir y pensar del pueblo colombiano frente al tema en cuestión.

Me estoy formado como abogado, y a pesar de las voces que desde la academia quieren ahogar las ideas de quienes no pensamos igual tildándonos de fanáticos, mis creencias me impiden quedarme en silencio frente al camino que ha retomado nuestra nación en lo concerniente al tema del aborto.

En redes sociales se lee que es un gran paso para la consolidación de los derechos y el respeto por la vida, y verdaderamente no encuentro más sinrazón que la que esconde esta idea, ¿entonces para respetar la vida debemos ahora aceptar que el asesinar está bien?

Nos viven citando el holocausto nazi, el genocidio de los pueblos amerindios y las limpiezas étnicas en países eslavos como ejemplos de hechos que la sociedad debe condenar y no repetir, pero esta misma sociedad es la que insta la licitud del asesinato de un humano en el vientre de su madre.

En los últimos años la ley y la ciencia se han dedicado a buscar argumentos que apoyan la despenalización de este acto, como es el hecho de no reconocer que el feto es humano, escondiendo la naturaleza del mismo para justificar el acto en sí, despojándolo de los derechos que como hombres y mujeres son intrínsecos a nosotros; estudios médicos “tranquilizan” a las madres que toman la decisión de abortar diciendo que el bebé que se encuentra en el vientre de la madre solo siente dolor a partir de la semana 27 de gestación, desconociendo que desde la semana 8 se desarrolla el sistema nervioso del ser humano que ha sido procreado.

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Y es que el tema del aborto pasa por otro tipo de resortes, y como lo vemos con la eutanasia, es una decisión que responde al mismo mercado, desechemos lo que no sirve, a los fetos con malformaciones que solo traerán gastos, matémoslos antes de que los generen, a los niños que no son deseados, asesinémoslos antes que se conviertan en cargas para los padres, a los ancianos que ya no aportan al PIB, matémoslos porque solo son cargas económicas para el estado, al paciente terminal démosle una salida “digna” a su vida, y así nos ahorramos el dinero de su cuidado.

Dirigentes hipócritas y ladinos, instan a la comunidad que se vacune contra un virus para preservar la vida, pero se gozan en el asesinato de inocentes, crean institutos para proteger la familia, en donde lo que menos se hace es eso, se muestran como defensores de la familia, pero al menor intento, cobijados en pañuelos multicolores, atacan la célula fundamental de la sociedad. Colombianos, la vida dejó de ser un derecho fundamental tiempo atrás, paso a ser, como la mayor parte de elementos que están en la Constitución, un privilegio.

Por: Mauricio Fernando Muñoz Mazuera