Falta menos de un mes para que los colombianos asistamos a las urnas. Allí se elegirán los senadores y representantes a la cámara. Además, se definirá el nombre de tres candidatos presidenciales que saldrán de las respectivas alianzas interpartidistas. Hoy, más que nunca, todos tenemos la gran responsabilidad de elegir bien, ya que el voto responsable de todos contribuirá a la construcción de un país justo, solidario, fraterno y en paz.
Durante mucho tiempo hemos sido cómplices de los delincuentes que llegan al poder, pues vendemos la riqueza de nuestra región por comida, materiales de construcción, dinero o beneficios personales y a la larga nos condenamos todos, pues lo que se roban es cien mil veces más de lo que nos dieron para contentarnos.
La corrupción en una campaña garantiza que si el corrupto llega al poder todos sin excepción sufriremos las consecuencias, los robos en el dinero de la salud, despilfarros en las obras públicas, baja calidad de la educación, salarios injustos, etc.
El cristiano no debe dejarse engañar por promesas. No debe votar por los candidatos que favorecen la inmoralidad, tal como son la corrupción, la politiquería, la exclusión, el proselitismo, la demagogia, etc. Mucho cuidado también con los mesianismos políticos, que se presentan como adalides de la decencia y salvadores de nuestra patria.
Nuestras comunidades tienen muchos problemas, empeorados aún más por la pandemia que nos azota; gran parte del dinero del presupuesto se ha gastado mal o se ha desaparecido por la corrupción. Las vías están en mal estado y no se apoya a los campesinos para que mejoren la producción; todos estamos expuestos a los robos, atracos, secuestros, extorsiones; las personas enfermas no tienen buena atención en su salud; los jóvenes sin futuro son presa de drogadicción, alcoholismo, prostitución, pandillismo y muchos padres y madres de familia no tienen trabajo.
Antes de votar debemos estar seguros de que los que resulten elegidos tengan las capacidades para responder a las necesidades y problemáticas más urgentes del país. Así también debemos estar atentos al empeño que demuestran en la búsqueda del bien común y la firme resolución de luchar contra toda forma de corrupción.
Votar en conciencia exige asumir una actitud de valerosa libertad frente a la propaganda en ocasiones engañosa y a las manipulaciones de cualquier clase. Por eso el voto debe ser ejercido con honestidad, superando vicios y delitos electorales, como: El abstencionismo, la compra y la venta de votos, el trasteo de votos y de votantes, y la suplantación de sufragantes.
Elijamos conscientemente la honradez por encima de la corrupción, la verdad frente a la mentira, la vida frente a la muerte, la libertad y la democracia frente a la manipulación y a la utilización del Estado al servicio de intereses particulares. Oremos por nuestro país, para que elijamos personas valiosas y que piensen verdaderamente en el bien común. La Virgen María, Reina y Patrona de Colombia, nos acompañe en este caminar.
Por: P. NARCISO OBANDO

