Pablo Emilio Obando A.

La tragedia de Emssanar

Ya no es una sorpresa que se intervengan y se cierren empresas de salud en territorio nacional. Lo delicado es que nos hemos acostumbrado a ello. Diariamente se anuncia y denuncia graves y delicados hechos en este importante sector.

Hoy el turno es para Emssanar. Una empresa que tenía sus días contados por los constantes hechos de corrupción, intervención en política, fomento de malas prácticas financieras y apoyo a candidatos a diferentes corporaciones públicas. Y peor aún, cuando un sector empresarial se toma estas empresas para hacer de ellas su caja de resonancia económica. Lo pudren todo, lo corrompen todo al punto de que sus ganancias son el resultado de la muerte y el dolor de muchos.

 

«Canallas que nada les satisface y que requieren continuamente la sangre y el dolor de los pueblos para colmar sus instintos perversos y malsanos».

 

Cuántos políticos y empresarios usufructuaron indebidamente a esta empresa. Sobre ellos caerá el karma de una justicia severa y certera. No puede quedar impune un testimonio como el que se mira en las redes sociales, gracias a una usuaria que comparte la tragedia de un anciano ante la falta de atención médica y farmacéutica.

Los dineros que se debían invertir en la calidad de atención se quedaban enredados en las cuentas canallas de estos perversos personajes que hacen de su ganancia un sepulcro para gran parte del pueblo colombiano.

Igualmente vemos, con profunda preocupación, como las cooperativas también son tomadas y utilizadas por políticos majaderos para alcanzar sus fines perversos y electoreros. Candidatos que reclaman el voto de los empleados y que se nutren de sus recursos.

Son los mismos, la misma canallada que bien puede vestirse de rojo, de verde, de azul o del color que esté de moda electoralmente, pero que comparten estilos y modos de hacer política electoral. Canallas que nada les satisface y que requieren continuamente la sangre y el dolor de los pueblos para colmar sus instintos perversos y malsanos.

Por: Pablo Emilio Obando A.