Sofonías Rodríguez.

Hasta pronto Alfonso Castillo

En la vida no faltan las penas y como decía alguna ocasión un sacerdote:” desde que nacemos somos candidatos para morir”. Y en otros conceptos la única realidad de la vida es la muerte”. Cuando la gente es joven la mira casi ajena o muy lejos, pero lo cierto es que llega en cualquier momento sin distingo de clases o edades.

El fallecimiento de uno de los grandes músicos me tocó tanto que nunca hubiera querido decirle adiós a este ilustre coterráneo que hizo parte de nuestras andanzas juveniles en noches bohemias por las calles del pueblo cuando las serenatas eran auténticos gestos de amor y por eso expreso con sentimiento de profunda pena su marcha por el camino sin retorno:

“Con lágrimas de inmensa gratitud a una sincera amistad y leal compañerismo he sentido en el alma la partida de un grande de la música, de un trompetista sandoneño que por más de cuarenta años en la capital del Valle y por donde iba, llevaba entre sus notas con genuino orgullo guaicoso, el nombre de su tierra conocida como la cuna de los mejores trompetistas. Alfonso Castillo Jiménez.

 

«Su paso por este mundo dejó muy en alto la bandera de Sandoná y el apellido Castillo, sello de los más renombrados músicos».

 

De familia musical y muchacho todavía integró la Banda Santa Cecilia. Ya joven formó parte dela orquesta de Lucho Guzmán. Más adelante hizo parte del Cuarteto Armónico con Sofonías Rodríguez, Alberto y Silvio Hidalgo. Su particular sentido del humor y su fácil manera de ganar amigos, le permitió vivir en su pueblo natal las mil y una aventuras, todas untadas de humor con las que disfrutaba al igual que sus compañeros de tertulias callejeras.

Años después fue llamado por Isauro López, otro de los excelentes trompetistas para formar un mariachi en Armenia y luego logró radicarse en la ciudad de Cali con espectaculares actuaciones del mariachi de Tampico y otros grupos de la Quinta en donde llegó a consagrarse y a catalogarse como entre los mejores de la Sultana.

Ahora, cuando ya no podemos estrechar su mano y disfrutar de su grata compañía, no nos queda más que decirle: Gracias por todo… Alfonso. Feliz viaje querido amigo, compañero y paisano. Su paso por este mundo dejó muy en alto la bandera de Sandoná y el apellido Castillo, sello de los más renombrados músicos.

Dios le tiene reservado un puesto en su Reino y allá se unirá seguramente a los coros celestiales con el Pote Mideros, Lalo Maya, Isauro López y sus hermanos: Luis, Rafael, Manuel. A su familia en Cali, Pereira y Sandoná, nuestra más sentida voz de pesar y nuestro abrazo solidario. Paz en su tumba.

Por: Sofonías Rodríguez M.