En Nariño La papa, uno de los alimentos básicos de la dieta en Colombia, ha tenido precios muy elevados al consumidor durante el presente mes de enero de 2002, según los reportes de Corabastos y las quejas de los consumidores de Bogotá y otras regiones del país.
En Corabastos, el bulto de papa parda pastusa tuvo un precio promedio durante la semana final de enero de 120.000 pesos, mientras que la papa sabanera llegó a costar 150.000 pesos. Al detal, en las tiendas de barrio la papa pastusa osciló entre 1.500 y 2.000 pesos la libra, en contraste con los 400 pesos a 600 pesos que se cobraban hace dos o tres meses.
En primera instancia, hay desabastecimiento de papa porque luego de la depresión de precios a finales del año 2020 y comienzos de 2021 los cultivadores
decidieron sembrar menos y acabar con la sobreoferta que llevó a muchos productores a salir a las carreteras o llegar a las ciudades a ofrecer el alimento, que alcanzó a bajar hasta 15.000 peso el bulto. Además, explican, los costos de los insumos han subido de manera desbordada, lo que hace poco rentable la producción de alimentos, aun con los precios tan altos para el consumidor.
«Hay que reconocer y dar nueva dignidad a los campesinos que durante la pandemia demostraron que seguían ofreciendo productos del campo incluso con muchas dificultades».
Parte de esos costos obedece a que la mayoría de los insumos son importados, por lo que la fuerte devaluación del peso colombiano ante el dólar los hace encarecer en el mercado local. Los costos del transporte también han aumentado y, al igual que los costos más altos de los insumos, al final son trasladados al abogó por una política agraria más clara por parte del Gobierno colombiano, que incentive una mayor producción local de alimentos e impulso a la producción en Colombia de los insumos, para aliviar los costos y los precios finales al consumo.
La firma J. P Morgan estima que los precios de los alimentos seguirán aumentando. Inclusive, los precios de los alimentos serán afectados por el fenómeno de la inflación creciente y acelerada, de tal manera que esa tasa de inflación, acelerada y creciente será la distintiva negativa de la situación de precios de alimentos básicos.
Colombia, ante su diversidad geográfica y económica, sentirá este impacto económico de forma muy diferente, especialmente en zonas de difícil acceso.
“Las zonas más apartadas suelen ser áreas con una inflación más grande por la necesidad de utilizar más logística y los altos costos de llevar productos a esas zonas. Eso es parte de la desigualdad en el país, hay zonas donde solo se puede acceder en avión, lancha o mula y eso encarece los precios”.
“Se vienen tiempos electorales y es aquí cuando los candidatos presidenciales y al Congreso deberían hacer acuerdos con los sectores sociales y la academia para volver la mirada al campo, a la ruralidad y a los alimentos. La pandemia demostró que debemos producir nuestros propios alimentos porque no podemos depender de los mercados internacionales abiertos para consumir nuestros alimentos diarios. Hay que reconocer y dar nueva dignidad a los campesinos que durante la pandemia demostraron que seguían ofreciendo productos del campo incluso con muchas dificultades”.
Por: Guillermo Alfredo Narváez Ramírez

