EDITORIAL

LA MALA HORA DEL CAMPO NARIÑENSE

Como todos lo sabemos Nariño es un departamento agrícola por excelencia, que, en productos como la papa, es considerado como una de las grandes despensas del país, por su óptima calidad, que la hace una de las preferidas a nivel nacional.

Pero, lamentablemente nuestros hombres y mujeres del campo atraviesan en estos momentos una mala hora, una época de las vacas flacas, en las que ellos y ellas, lamentablemente están cosechando a pérdidas, en lo que se constituye en una situación de extrema gravedad.

Esa es la razón por la cual, si usted en estos instantes sale a comprar papa, se encontrará con que sus precios se encuentran por las nubes, prácticamente inalcanzables, lo que representa una situación en extremo delicada, sí tenemos en cuenta que somos una región papera. Pero, así se presentan las cosas en este comienzo del 2022, en el que como se expresa de manera popular, los trabajadores del agro están pasando las verdes y las maduras.

En ese sentido, nos resultan bastante preocupantes, las declaraciones que entregó a DIARIO DEL SUR el representante de Dignidad Agropecuaria, Wilson Muñoz, quien denunció que la crisis de los paperos, cada día que pasa se torna más complicada ante la carencia de apoyo por parte de las entidades tango del Gobierno departamental como nacional.

 

«Lamentablemente nuestros hombres y mujeres del campo atraviesan en estos momentos una mala hora, una época de las vacas flacas, en las que ellos y ellas, lamentablemente, están cosechando a pérdidas, en lo que se constituye en una situación de extrema gravedad».

 

Esto quiere decir que la reactivación que en estos instantes beneficia a vastos sectores de nuestra economía, en cambio no se ha hecho sentir en nuestro campo y, por el contrario, los perjuicios son grandes.

Esto no es de extrañar, si tenemos en cuenta que los campesinos y campesinas nariñenses, no solo han sufrido los destructivos efectos de la pandemia de la Covid-19 que nos azota desde marzo del 2020, sino que también el invierno ha sido un terrible enemigo.

Como si esto no fuera suficiente, ahora nuestros trabajadores del campo, tienen que enfrentarse a otra nefasta situación como el incremento en el costo de los productos e insumos agrícolas.

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En ese sentido, nos estamos refiriendo a unos costos que con relación a años anteriores, son totalmente desmesurados y hacen inviable, el que se pueda obtener alguna clase de ganancia con las cosechas,

Es así como los precios que por estos días, alcanzan algunos productos de uso imprescindible en el campo, como lo son los fungicidas se han convertido en inalcanzables para nuestros campesinos, lo que acabó por liquidar el beneficio parcial que se había logrado con la suspensión de los aranceles.

Entonces, tenemos que el campo nariñense se enfrenta a una de las peores crisis en los últimos años, en los que factores, como la pandemia, el invierno y el alto costo de los insumos, se han confabulado para dejar prácticamente a nuestros campesinos con las manos cruzadas.

Por lo tanto, se hace necesario que los gobiernos nacional y departamental, entiendan la perentoria necesidad de fijar su mirada en lo que está ocurriendo en estos momentos con el agro nariñense.

La crisis es grande y por lo tanto, requiere de soluciones inmediatas, ante de que las cosas se sigan agravando, puesto que los agricultores no pueden seguir trabajando a pérdidas, como sucede ahora.

Así como ellos viven una mala hora, también es la hora para que se les tienda una mano salvadora, en medio de esta crisis tan espantosa por la que están atravesando. Ello es lo que se debe hacer de una vez por todas, en una región como la nuestra que basa gran parte de su economía en el campo.