La empatía es esa capacidad de sentir con el otro, de darse cuenta de las alegrías y las tristezas de los demás y hacerlos propios; esto nos permite comprender y apoyar a nuestro prójimo de manera inmediata, a pesar que la sociedad nos invite a buscar el bienestar personal, sin importar a quien nos llevamos en el camino.
Los padres de familia tienen la posibilidad de educar a sus hijos en esta tan necesaria virtud en nuestros días, enseñándoles que aprendan a escuchar atentamente. Y es que así comienza el proceso de diálogo, escuchando atentamente para después acoger en el corazón la situación, hacerla propia, tratar de comprender, de sentir con el otro y solo así dar una respuesta.
Es importante que nuestros hijos aprendan a escuchar siendo escuchados por nosotros. Para eso es necesario que nuestros hijos se den cuenta que los estamos escuchando, una forma muy sencilla es mirarlos a los ojos cuando nos hablen.
Debemos ayudarles a nuestros hijos a reconocer lo que sienten y a ponerle nombre, recordando que ellos no nacen sabiéndolo. Les digamos, desde pequeños, como se llama lo que están sintiendo y viviendo, así aprenderán a identificar sus emociones y sentimientos. Así, cuando lloren nuestros pequeños antes de decirles que se callen o que no lloren, les preguntemos que sienten y nosotros como padres les digamos como se llama a ese conjunto de sentimientos, que puede ser: Enojo, tristeza, alegría, miedo, etc.
Es muy importante que nuestros hijos tengan la capacidad de dirigir su atención en los detalles para que puedan sentir con el otro. Un ejemplo claro es cumplir con las pequeñas medidas que debemos tomar para cuidarnos y as&i acute; cuidar a los demás, por ejemplo, lavarse las manos, usar tapabocas, guardar la sana distancia; son pequeños detalles que podemos hacer para cuidarnos nosotros y ayudar a cuidar a los que nos rodean. Muchos piensan que son pequeñeces, pero en verdad hoy en día pueden hacer una gran diferencia.
Para esto es necesario entrenarlos en poner atención en lo pequeño y darle su justo valor. Que aprendan a agradecer lo que los otros hacen por ellos, que aprendan a ver las pequeñas necesidades de sus amigos y que traten de ayudar, que comprendan la importancia de cumplir sus deberes en casa para el bienestar familiar.
Otro punto indispensable es que comprendan que el lenguaje no verbal es más fuerte que el verbal, es decir, que los gestos y actitudes nos comunican más que las palabras, de tal forma que sean sensibles a lo que pasa a su alrededor, que tengan la capacidad de percibir cuando alguien no se encuentra bien, a pesar que nos diga que no hay problemas.
Algo supremamente importante es que sepan hacer a un lado el egoísmo para que todos salgan ganando. Es necesario que comprendamos que para que todos estemos bien debemos poner todos de nuestra parte y seguir las instrucciones y las normas que existen en nuestra sociedad. En la actualidad es algo que ya no se acostumbra hacer, pero el hecho que pocos lo hagan no es sinónimo que esté mal, por eso debemos educar a nuestros hijos para que hagan lo correcto, a pesar que no esté de moda.
Y ahora que la pandemia ha tomado otra vez fuerza es muy necesario que seamos capaces de esforzarnos para hacer lo correcto, lo que nos indican las autoridades a pesar de que no nos guste, haciendo conciencia que aún existe un riesgo de contagio, sin caer en pánico, pero poniendo lo que está de nuestra parte y sobre todo, cuidándonos para cuidar a los demás.
Por: Narciso Obando López, Pbro.

