Mauricio Muñoz

Un nuevo calvario comienza

Tras varios días del nuevo calendario, observamos con preocupación cómo los productos de la canasta familiar continúan con los precios por las nubes, en un principio se dijo que los valores aumentaron por la falta de insumos a causa de la pandemia, después la excusa fue el paro, sin embargo, ya con mucha tierra de por medio a estos acontecimientos, dichos productos siguen con sus valores incrementados y nadie hace nada.

Con antelación se advirtió de esta situación, pero los entes de control como siempre hicieron caso omiso, y al no existir control alguno, desde los tenderos hasta los grandes almacenes de cadena han mantenido los precios altos

Muchas de las personas que leen estas líneas dirán, “pero bueno, con un millón de pesos como salario mínimo, nuestro poder adquisitivo es mayor”, no hay nada más falso que esto, puesto que, si se hace un comparativo con el poder adquisitivo que tenían salarios mínimos anteriores, con un dólar ubicado en un valor menor en el que ahora se encuentra, era mayor la capacidad de compra que teníamos los colombianos, el nuevo salario mínimo casi se convierte en un sofisma frente a las nuevas realidades económicas de nuestro país.

Pero si el panorama es negro para quienes reciben el salario mínimo, solo imagínense quienes viven del rebusque, que alejados de las cifras del Dane, sabemos todos que es un porcentaje alto de colombianos. Solo pensemos en que se siente llegar a la casa con 10 mil pesos en el bolsillo diariamente, producido de la venta de algún producto en las calles de Pasto, y tener que alimentar así a una familia entera, esas son las verdaderas realidades que se deben avizorar cuando se analiza la situación social de nuestro país.

loading...

En las últimas mediciones de las ciudades con el más alto costo de vida en Colombia, Pasto aparece entre las ciudades listadas, y con seguridad este va a ser el común denominador durante el año 2022 si los entes de control no se proponen realizar una verdadera vigilancia de los cobros y aumentos exorbitantes en bienes y servicios que se consumen diariamente. Y si dichas entidades no actúan de oficio, es nuestro deber como consumidores, buscar la manera de que actúen haciendo conocer los casos particulares, ejemplo de esta situación son las apelaciones enviadas a la superintendencia de servicios públicos frente al caso del cobro por promedio con el cual, Cedenar quiso cubrir un aumento exagerado al servicio durante pandemia, apelaciones que en su gran mayoría dieron la razón a los usuarios y que ha obligado a esta empresa a reconsiderar las decisiones tomadas de manera arbitraria y con estas, el dinero que se cobró de manera abusiva.

Debemos pasar de las rechiflas y los reclamos anónimos a tomar cartas en el asunto, ejerciendo nuestros derechos en el marco de la ley, o de lo contrario se avecina un año negro para la ciudadanía.

Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera