Hugo Cadena, párroco.

Se reactivaron eventos religiosos en la frontera

La Parroquia San Pedro Mártir de la iglesia Catedral de Ipiales entregó un reporte de las festividades de Navidad y fin de año.

El párroco Hugo Cadena dijo que en el comienzo del 2022 la comunidad ipialeña aún se sigue cuidando y algunos aprovecharon para viajar, por lo que aún no se retoma la normalidad.

Según el párroco, asistieron a las iglesias en época de novena y finalizando el año un 80% de la población. Los ipialeños son muy devotos y esperan la llegada de esta época para congregarse y poder disfrutar de la santa misa.

“Todos estábamos esperando esta ocasión de poder asistir a los eventos religiosos que se programaron en el municipio. El año que pasó fue muy difícil y trajo con ello muchas tristezas y momentos desalentadores en los hogares. El volvemos a encontrar con los amigos y con la comunidad es una alegría porque entre todos nos animamos y celebramos lo que vendrá con esperanza. A pesar del mal clima las personas asistieron y lo hicieron con gran devoción. Todos los días se madrugó y se hizo un acto de fe”, señaló el padre Hugo Cadena.

Las iglesias siempre serán ese refugio de esperanza para las personas que se encuentran pasando por un mal momento. Es en este lugar donde ellos encuentran la paz y las fuerzas que necesitan para seguir adelante, a pesar de los inconvenientes que se presentan en la vida.

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 “A pesar de todas las circunstancias y los momentos no tan buenos que vivieron las personas debido a la pandemia, enfermedades, situación económica compleja, los ipialeños tienen todas las ganas de seguir contribuyendo y aportando en la labor social. Este nuevo año se seguirá trabajando y se retomarán también todas las actividades pastorales, se hará la programación de todo el año y se avanzará en todo el programa pastoral”, puntualizó el padre. 

Como ayuda social los miembros de la Iglesia seguirán escuchando y atendiendo problemas que se presentan en la comunidad. Se tendrán en cuenta los testimonios y las experiencias y se las presentará a una comisión de la Conferencia Episcopal y estas serán las encargadas de enviarlas a Roma, donde se escucharán las peticiones y se brindará la ayuda respectiva.