Llego el mes más esperado del año, ese que nos llena el corazón de alegría y esperanza porque nuevamente compartimos tiempo con las personas más especiales, desde ahora y por los próximos 25 días tenemos la oportunidad de reflexionar y ver lo que necesitamos cambiar para iniciar otro año con la tranquilidad de haber hecho las cosas bien y mucho más importante saber que estamos dispuestos al cambio para mejorar.
Sé que es muy pronto para pensar en el 2022 pero la verdad es que normalmente estas fechas que son tan esperadas son las que pasan más rápido y más que eso que después de todo lo que hemos vivido con la pandemia por el Covid-19 ahora más que nunca aprendimos a valorar la vida y los instantes que esta nos ofrece.
Hoy tenemos claro que cada despertar es una oportunidad que nos regala no sabemos quién para poder cambiar las cosas que no nos gustan y al contrario convertirnos en mejores seres humanos, en poco a poco empezar a transformarnos en personas que en lugar de destruir buscamos construir algo mejor para tener una mejor vida.
Ahora cuando hemos superado cientos de situaciones inesperadas y cuando tristemente muchas familias han tenido que luchar peleas más difíciles por la enfermedad, la economía y todo lo que trajo consigo la pandemia es hora de entender que lo más importante en el mundo es saber vivir sin preocuparnos ni hacerle daño al otro.
Es entender que tenemos la responsabilidad de aprender a vivir de una manera más cordial con el otro para educar nuevas generaciones que entiendan que ante todo somos seres humanos y necesitamos del apoyo y respaldo de los otros para lograr cosas grandes, espero de todo corazón que este último mes del año, el de la fiesta, el jolgorio y la alegría sea el que nos regale más aprendizaje y nos permita olvidar los rencores, tristezas y problemas para iniciar un nuevo año con la satisfacción de habernos transformado.
Vivamos estas fiestas con la satisfacción de compartirlas con las personas que queremos, donde nuevamente podamos cantar un villancico juntos y reírnos de alguna anécdota pasado sea lo más especial. Donde nos acostemos pensando en las risas compartidas y las bendiciones que día a día recibimos al contar con nuestros padres, nuestros amigos o aquellas personas que si bien no están con nosotros en algún momento determinado de nuestras vidas nos enseñaron amar.
Por: Claudia Zambrano Erazo

