Luis Eduardo Solarte Pastás

“Revocadores, dejen de pendejear”

En la Constitución Política de 1991, especialmente en sus artículos 40 y 103, se consagró la revocatoria del mandato para los alcaldes y gobernadores.

De conformidad con las leyes 134 de 1994 y 1757 de 2015, y la sentencia de la Corte Constitucional C-179 de 2002, las causas para iniciar un proceso de revocatoria son el incumplimiento del programa de gobierno que un alcalde o gobernador presentó al momento de inscribirse como candidato o la insatisfacción general de la ciudadanía.

Para convocar la revocatoria de un gobernante después de un año de su gobierno, se requiere recoger al menos el 30% de apoyo en firmas de los ciudadanos inscritos en el censo electoral, en relación con los votos obtenidos por el mandatario al momento de su elección.

Y para que ella prospere se necesita que el número de sufragios depositados en la fecha en que se lleve a efecto no sea inferior al 40% de la votación total valida registrada el día en que se eligió al respectivo mandatario.

Como se puede apreciar los requisitos que se tienen que cumplir para iniciar y culminar con éxito un proceso de revocatoria es sumamente riguroso, complejo y costoso.

Sobre el particular es bueno tener en cuenta que en el país únicamente ha prosperado una revocatoria de mandato de las 109 que se han solicitado desde que se institucionalizó dicha figura en el año de 1994.

A juicio de la periodista María Isabel Rueda, la principal causa para el fracaso de las revocatorias, se debe a que “detrás de ellas aletean contendores políticos derrotados, o futuros aspirantes, que quieren llegar a sus candidaturas montados en el costoso carro de la revocatoria”.

A ellos, agrega la columnista, “no les importa si pierden y tiran la plata a la caneca. Pues, dicen que buscan un escarmiento público del funcionario, cuando en realidad andan tras el protagonismo que les da citar a un alcalde a una audiencia pública a preguntarle bobadas”.

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Y, a propósito del tema, en Pasto existe una iniciativa dizque para revocarle el mandato al alcalde Germán Chamorro de la Rosa, teniendo como fundamento que no ha cumplido con su programa de gobierno.

En vista que el argumento expuesto por el Comité Promotor de la Revocatoria no corresponde a la realidad, sino tal vez a caprichos o intereses politiqueros revanchistas, todo lleva a concluir con facilidad que el proceso está llamado fracasar.

En cerca de los dos años que lleva de gobernante, Germán Chamorro de la Rosa, a pesar de las dificultades originada por la pandemia del coronavirus, su programa de gobierno contemplado en el Plan de Desarrollo: “Pasto la Gran Capital”, se ha cumplido a la fecha en un 83%, lo cual le ha merecido no sólo el reconocimiento y respaldo de la inmensa mayoría de habitantes del municipio Pasto, sino también de entidades del Gobierno Nacional e instituciones internacionales que aprueban la gestión administrativa del alcalde.

Así las cosas, como dijera la columnista María Isabel Rueda, frente al tema de las revocatorias, dejen trabajar al alcalde y, sobre todo, “señores revocadores, dejen de pendejear”.

Por: Luis Eduardo Solarte Pastás