Jorge Enrique Tello Chávez

Armero, jamás te olvidaremos

A mediados de 1985 se reactivó el cráter Arenas del Nevado del Ruiz, con movimientos sísmicos repetitivos y su permanente fumarola. El 24 de septiembre los representantes a la Cámara, Hernando Arango Monedero por Caldas y Guillermo Alfonso Jaramillo del Tolima, citaron a los ministros de Minas, Iván Duque Escobar; de Defensa Miguel Plazas Vega, de Gobierno y de Obras Públicas, exponiéndoles la posible tragedia y terminando con la frase, “Que Dios nos tenga de su mano”.

El ministro de Minas les replicó diciendo: “La didáctica intervención del congresista Hernando Arango, a ratos llena de dramatismo y un poco de apocalipsis, sirve para decirle, que todo ha sido informado y que se seguirá informando de las actividades del volcán”.

El gobernador de Tolima, Eduardo Alzate García, omitió los clamores del alcalde de Armero, Ramón Rodríguez, tildándolo de “loco”. El miércoles 13 de noviembre a las 3:00 de la tarde el volcán expulsó cenizas. Entre las 5 y 7 p.m. se reunieron la Defensa Civil y la Cruz Roja, para evacuar a Armero, Mariquita y Honda, orden impartida por la seccional del Tolima, que nunca se cumplió, por dificultades en la comunicación.

La ministra de Comunicaciones para entretener a los colombianos, ordenó transmitir por televisión el partido Millonarios-Cali. A las 9:09 de la noche el volcán expulsó gran cantidad de magma, dióxido de azufre y flujos piroclásticos que descongelaron el nevado, aumentando los caudales de los ríos, entre ellos el Lagunilla que se represó.

Armero se quedó sin fluido eléctrico y a las 11:30 se produjo la gran avalancha, borrándolo del mapa. Llevándose a su paso a 23.000 de sus habitantes y dejando muchos heridos aferrados a las ramas de los árboles.

Una segunda avalancha producida por el río Chinchiná, arrasó esta población que lleva su nombre, matando otras 1.800 personas.

En la mañana del jueves 14, el piloto de una avioneta de fumigación, dio la noticia de que Armero había desaparecido. La televisión y la radio dieron el avance informativo, desplazando a sus periodistas y camarógrafos. Los organismos de socorro rescataban a los sobrevivientes, quienes aseguraban “Esto es el fin del mundo”.

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El drama más doloroso lo vivió la niña Omaira Sánchez, al quedar sus extremidades inferiores aprisionadas por la losa de su casa, agonizando 60 horas después al padecer gangrena, convirtiéndose en el símbolo de la tragedia.

Conmemoramos 36 años de ese fatídico día, que dejó varios hombres, mujeres y niños huérfanos sobrevivientes. Los menores fueron “reclutados” por el Instituto de Bienestar Familiar y dados en adopción a familias extranjeras, algunos han regresado al país buscando a sus padres y familiares. La Fundación “Armando Armero” tiene un listado de 302 niños, cuyos padres los vieron salir con vida y aún continúan desaparecidos.

Debido al descuido del Gobierno Nacional de no atender las tragedias anunciadas del Palacio de Justicia y de Armero oportunamente, creó La Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd).

El primero de julio de 1986 Juan Pablo II visitó lo que quedó de Armero, arrodillándose ante una cruz gigantesca, oró por el eterno descanso de sus almas y lo declaró camposanto.

Por: Jorge Enrique Tello Chávez