La Organización de Estados Americanos nació en abril de 1948, después de la derrota nazi por parte de la URSS, con el fin supuesto de convertirse en un foro político con capacidad de decidir en conflictos intrarregionales, fomentar el dialogismo multilateral y el desarrollo progresivo de todas las naciones existentes en ese territorio, fortaleciendo la paz y democracia interna, ser un referente de derechos humanos y constituirse en un modelo ético de las sociedades.
Su filosofía desde el comienzo estuvo ligada al denominado destino manifiesto según el cual Dios ha hecho de Estados Unidos la nación destinada a dominar el mundo debido a su supremacía racial, económica e intelectual, constituyendo el ejemplo de democracia continental y mundial, la cual unida a la doctrina Monroe establecida desde 1823 determina que el continente denominado América les pertenece en su totalidad y es llamado el patio trasero.
El objetivo fundamental era evitar, en primer lugar, el intervencionismo europeo, aunque en realidad era expoliar las naciones americanas, basado en la doctrina Roosevelt por la cual se justificaba el intervencionismo en la región para garantizar su ocupación, sus empresas y los intereses imperialistas.
«La OEA si no es reformada, con una visión de la integración en equicracia, quedará en el recuerdo de aquella institución que sirvió de bastón de quienes no comprendieron el destino de Amerika».
La realidad ha sido diferente en cuanto a la búsqueda de paz y derechos humanos ya que en su derrotero institucional ha estado ligada a la represión, los bloqueos a naciones soberanas, la expulsión de Cuba, el ocultamiento de las masacres realizadas por dictaduras, su sometimiento a Washington y especialmente la defensa del régimen estadounidense en su ocupación territorial.
Especialmente en pleno siglo XXI, bajo la conducción de un dirigente expulsado de la izquierda, ha amparado golpes de estado y estimulado como el caso reciente de Bolivia o su reafirmación de la necesidad de castigos y sanciones a Venezuela, Cuba y Nicaragua.
En esencia, parece ser que la OEA si no es reformada completamente, transformada, con una nueva visión de la integración en equicracia, quedará en el recuerdo de aquella institución que simplemente sirvió de bastón de quienes no comprendieron el destino profundo de Amerika.
Por: Carlos Santa María

