El fin de semana pasado se cumplieron 36 años de lo que se conoce como “la toma y retoma” del Palacio de Justicia en Bogotá (Colombia), un hecho que marcaría un capítulo cruento de la historia colombiana y al cual vale la pena dedicar al menos este espacio (pues conservar la memoria histórica ayuda a comprender los errores del pasado).
La operación “Antonio Nariño por los Derechos del Hombre” (así llamada por los guerrilleros del M-19), fue planeada por Alvaro Fayad con seis meses de antelación y, consistía básicamente en tomarse por las vías de hecho el recinto y eliminar los antecedentes judiciales que reposaban en dicho sitio (si bien es cierto existen varias versiones sobre esto, la anterior es la de mayor peso en el mundo académico).
A lo largo de la operación el M-19 tuvo bajo su poder a cerca de 350 rehenes, entre los cuales se encontraban magistrados, consejeros de estado, servidores judiciales, empleados y visitantes del palacio, quienes servirían como corredor humano en esta operación suicida.
Sin embargo, la fuerzas pública del país ante la ausencia de dirección del presidente Belisario Betancur Cuartas, ingresaron al sitio para recuperarlo a sangre y fuego, dejando un saldo de 98 muertos y 11 desaparecidos. Mientras el coronel Alfonso Plazas Vega lanzaba la frase emblemática que no debe olvidarse, en la cual indicó que se retomará la democracia a cualquier precio.
«La violencia es capaz de generar más violencia, aún más en un país en donde el presidente de turno se escondió y no asumió la responsabilidad de líder que le asistía».
Este hecho histórico demostró que la violencia es capaz de generar más violencia, aún más en un país en donde el presidente de turno se escondió y no asumió la responsabilidad de líder que le asistía.
“¡Por favor, que cesen el fuego inmediatamente!… ¡Es de vida o muerte!” fueron las palabras pronunciadas por el magistrado Alfonso Reyes Echandía, minutos antes de que la entonces ministra de las telecomunicaciones Nohemí Sanín, ordenara transmitir por televisión el partido entre Millonarios y Unión Magdalena. -Una incesante practica por ocultar la verdad-.
A eso de las 2:15 del 6 de noviembre de 1985 liberaron a los primeros rehenes, quienes se dirigirían a la casa del florero, para no volver a ser vistos -cabe precisar que los desaparecidos del Palacio de Justica fueron secuestrados, torturados y posteriormente asesinados por los militares de la época, para luego ser enterrados en fosas comunes de diferentes partes del país-.
La toma y retoma del Palacio, han sido calificadas como Holocausto y Masacre por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) y hoy, 36 años después, hay más preguntas que respuestas.
Adenda: -En esa misma lógica de conciencia-. En el Museo Nacional de Historia de Bogotá (antiguo Panóptico), reposa la chaqueta de promoción escolar de Sergio David Urrego Reyes, donada por su madre en el año 2014, este objeto es un llamado a recordar que este joven se quitó la vida después de ser víctima -en el colegio- de discriminación por su orientación sexual. Sin duda alguna, hacer memoria es un compromiso de todos.
Por: Nicolás Escobar Bejarano

