El pasado 11 de octubre se llevó a cabo el Día Internacional de la Niña, esta conmemoración tiene sus orígenes en 1995 en la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing. Sin embargo, fue hasta el 2011 que a través de la Resolución 66/170 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 11 de octubre como Día Internacional de la Niña.
Esta fecha, pretende reconocer sus derechos, al igual que los desafíos únicos a los que se enfrentan, y así promover su empoderamiento y cumplimiento de los mismos. A nivel departamental se realizó algunos eventos que resaltaron el papel de las niñas y mujeres en nuestra región.
Sin embargo, Nariño ha sido y sigue siendo un territorio machista y sexista, a pesar de que los entes estatales le apuesten a procesos educativos que pretenden mejorar la paridad de género, esto parece ser imposible. Algunos ciudadanos manifestaron que si bien ha habido avances en la igualdad, aún queda mucho camino por recorrer.
De acuerdo con el estudio ‘Mujeres y hombres: brechas de género en Nariño’, realizado por el Observatorio de Género, el 54.1% de la población son mujeres, sin embargo, esto no se ve reflejado ni en los cargos públicos, ni en la participación política, ni en las tasas de empleo, ni en la escolaridad.
Más de 60 mil mujeres nariñenses aún no saben leer ni escribir. Si bien el acceso de este grupo poblacional a la escolaridad ha incrementado, tan solo el 14.3% de las adolescentes tienen algún nivel universitario. La violencia intrafamiliar contra este grupo poblacional también es bastante recurrente, de los 3.821casos, el 45.8% son a niñas y adolescentes.
Y ni qué hablar de la violencia sexual, si de los 6.065 casos reportados entre el 2015 y 2019 el 76% son menores de edad, quienes son agredidas en su propio hogar y por personas conocidas o familiares.
Entonces ¿de qué igual de género hablamos? Si queremos mujeres empoderadas y con igualdad de derechos y oportunidades debemos apostarle a la educación desde la infancia. Debemos permitir que reciban apoyo efectivo durante su niñez y adolescencia, para que demuestren el potencial que tienen para cambiar el mundo, tanto como niñas, trabajadoras, madres, emprendedoras, mentoras, jefas de hogar y líderes políticas del mañana.
En este mismo sentido debemos poner el foco y nuestro máximo esfuerzo en la educación que compartimos con nuestros hijos, para que desde edades tempranas eliminemos, estereotipos y roles de género, para que les hagamos ver a las mujeres como lo que son, sus iguales, para que respeten sus derechos y jamás ejerzan la violencia basada en género.
Con esto lograremos construir un futuro más equitativo y próspero, en el que la mitad de la humanidad sea un socio igualitario para resolver los problemas que presenta el mundo.
Por: Christian Benítez Ramírez

