Hace algunos días acompañé a un amigo al sepelio de su hermano en el Cementerio Nuestra Señora del Carmen de Pasto, cuando sentí que pisé algo que crujió como la yema de un huevo, Curioso, me incliné a ver que era y me di cuenta que se trataba de un ataúd en miniatura, en cuyo interior envuelta en un pedacito de carne ya reseca, había la fotografía ya descolorida de una bella joven.
Entonces me acordé de un operativo policial realizado muchos años atrás al que asistimos varios periodistas, contra una señora que afirmaba adivinar el futuro y ser capaz de realizar toda clase de hechizos, la cual había sido denunciada penalmente por una persona quien dijo que la “bruja” le había cobrado una gran cantidad de dinero para encontrarle una rica guaca que supuestamente estaba en su finca, con el resultado que ni la guaca ni la plata, aparecieron.
Lo cierto es que, en el consultorio de esta señora, las autoridades encontraron docenas de fotografías de hombres y mujeres, colocadas cabeza abajo y claveteadas de alfileres y, al lado, varios ataúdes en miniatura qué al ser abiertos por la Policía, mostraron que contenían más fotos, envueltas en los también minúsculos pedazos de carne. Recuerdo que la señora encargada de este negocio de maleficios, fue privada de la libertad, pero a la semana ya estaba de nuevo, al frente de su negocio, puesto que este tema de la magia negra, blanca o de cualquier color, es algo que poco convence a los jueces, que no tienen más remedio que dejar en libertad a las brujitas y brujitos.
Pero el asunto de las réplicas de los ataúdes llamó mi atención y fue así como pude averiguar que se trataba de un horrible maleficio, en el que el propósito es enterrarlos en un camposanto y a medida que la carne se fuera descomponiendo, la salud de la persona de la foto se iba deteriorando hasta morir.
Pues bien, más de 40 años después esta vez en Pasto, volví a ver una muestra de ese maleficio, lo que me hizo pensar que las creencias de la gente en lo que tiene que ver con hechizos han cambiado y por el contrario se han intensificado.
Basta mirar los volantes que se reparten en el entorno de la Plaza de Nariño, donde hechiceras y hechiceros de todos los pelambres se anuncian en volantes, en los que prometen a los clientes hacer regresar y de, ñapa, amarrar a su ser querido en menos de cuatro días, descubrir tesoros escondidos y librarlos de enemigos sin necesidad de acudir a sicarios, puesto que para ello se cuenta con la ayuda infernal con la ventaja que hoy a los brujitos y brujitas no los convierten en pollos broster.
POR: JORGE HERNANDO CARVAJAL PÉREZ

