Juan Carlos Cárdenas Toro

AL ENCUENTRO CON JESÚS

Estamos concluyendo un mes en el que el protagonismo parece llevárselo “el amor y la amistad”. Pero en los ambientes eclesiales este es el mes de la Sagrada Escritura, inspirados en San Jerónimo, uno de los hombres que más consagró su vida al estudio de la Biblia y cuya fiesta litúrgica será este 30 de septiembre.

A lo largo de este mes en las comunidades parroquiales se han promovido actividades para motivar el encuentro con Jesús por medio de la Biblia. El hoy Papa emérito Benedicto XVI manifestaba su «vivo deseo de que florezca “una nueva etapa de mayor amor a la Sagrada Escritura por parte de todos los miembros del Pueblo de Dios, de manera que, mediante su lectura orante y fiel a lo largo del tiempo, se profundice la relación con la persona misma de Jesús”» (Exhortación Apostólica Verbum Domini, 72).

A partir del Concilio Vaticano II, entre 1959 y 1962, se promovió fuertemente el acceso de todos a la Biblia, gracias a las traducciones a los diversos idiomas. Hoy se puede decir que en prácticamente todos los hogares hay un ejemplar de la Sagrada Escritura. Y si sumamos a ellos las muchísimas aplicaciones digitales y sitios web, no hay excusa para buscar este encuentro y diálogo tan particular con Dios por medio de este texto sagrado.

Quisiera proponer algunas recomendaciones para acercarse debidamente a la lectura de la Biblia.

 

  1. La primera actitud es la fe; hemos de acceder a su lectura como creyentes, pues el autor último de la Biblia es Dios. San Jerónimo recomendaba a una matrona romana: «Asegúrate de que estudie cada día algún paso de la Escritura… Que la oración siga a la lectura, y la lectura a la oración…».
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  1. Prepararse, frecuentar algún curso bíblico ofrecido por las parroquias. La Biblia es un libro complejo por la diversidad de épocas y autores humanos que entraron en su composición. Precisamente sobre esto, Benedicto XVI recomienda que  «Se ha de formar a los laicos a discernir la voluntad de Dios mediante una familiaridad con la Palabra de Dios».

 

  1. Constancia, disciplina y método. Es bueno tomar la decisión de dedicar al menos 15 minutos al día para leer algún pequeño fragmento (Lo más recomendable es comenzar por los evangelios y luego las cartas de san Pablo). Es bueno leer, hacer silencio orante, luego escribir algo que nos inspire; un excelente método es el de la Lectio divina (podrán encontrar mucho en internet o pidan ayuda a un sacerdote).

 

A estas recomendaciones, vale la pena no quedarse en momentos individuales; la Palabra resuena con mayor fuerza en comunidad y la comunidad ideal está en la Eucaristía.

POR: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro