EDITORIAL

UNA PAZ QUE NO NOS HA LLEGADO

Por estos días estamos conmemorando, porque al menos en nuestro departamento de Nariño no podríamos decir celebrando, el quinto aniversario de la firma del Acuerdo de Paz, entre el Gobierno Nacional y la entonces, guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc.

Naturalmente, no podemos desconocer el esfuerzo que realizó el gobierno del presidente Juan Manuel Santos para implementar este acuerdo con una guerrilla que durante más de medio siglo había operado en nuestro territorio nacional, siendo responsable de miles de muertes, atentados terroristas, secuestros, extorsiones y cruel cautiverio de civiles, soldados y policías.

Pero, lamentablemente tenemos que decir que transcurridos 5 años, el proceso de paz no termina de cuajar. Aquí, en nuestro departamento de Nariño, somos testigos de cómo la violencia sigue haciendo de las suyas, como siempre y con énfasis, también como siempre, en nuestra costa pacífica.

En ese sentido, cuando el próximo domingo 26 de los corrientes se conmemoren los 5 años de la firma del acuerdo, tenemos que decir que hoy tenemos una paz bastante deteriorada que en realidad no era el proceso que todos esperábamos.

 

«Por estos días estamos conmemorando, porque al menos en nuestro departamento de Nariño no podríamos decir celebrando, el quinto aniversario de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y la entonces, guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc».

 

Mucha agua ha pasado bajo los puentes, al cumplirse ese lustro. Las intenciones del entonces presidente, Juan Manuel Santos eran buenas, pero como se llegó a decir después de un tiempo, fue una paz pegada con chicle que no tardó en empezar a resquebrajarse.

Naturalmente para ello han incidido numerosos factores, como el incumplimiento de varios puntos importantes del acuerdo, anomalía que se empezó a detectar desde el Gobierno del gestor del acuerdo, el presidente Santos. Después ese incumplimiento continuó con el cambio de Gobierno, en la actual administración del presidente Iván Duque, agravado esto con el sistemático asesinato en diferentes zonas del país, de excombatientes de las Farc.

Ante este panorama, lo que hoy tenemos es un escenario inquietante, en el que actúan las disidencias de las Farc y la paz sigue siendo una utopía.

No queremos decir que el proceso fue un total fracaso, porque no es así, pero va en camino de serlo, si no se cambian muchas cosas que en estos momentos conspiran contra esa pacificación nacional con la que soñamos millones de colombianos.

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Lo cierto es que hoy en día 5 años después de esa firma en Cartagena que le dio la vuelta al mundo, nos enfrentamos a escenarios muy similares a los que se vivían antes de haberse concretado el Acuerdo de Paz.

Además, nunca podremos hablar de una paz completa, sin que se llegue a un acuerdo con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional Eln, que como todos lo sabemos en los últimos tiempos han sido protagonistas de grandes episodios de violencia, además de ocupar los territorios que antes eran del dominio de las Farc.

Entonces, al llegar a estos 5 años del proceso de paz, no podemos decir que las cosas son color de rosa. No, al contrario, hay incertidumbre e inquietud en momentos en que nos encontramos a pocos meses para las elecciones al Senado y a la Cámara de Representantes y a la Presidencia de la República.

En ese sentido, es lógico suponer que del resultado de esos procesos electorales, en especial el que tiene que ver con la Presidencia de la República, dependerá mucho lo que suceda a futuro con el actual proceso de paz.  De esos resultados y de quienes asuman el poder, dependerán, muchas cosas transcendentales para el país, y entre ellas, la paz está en primer término.