Con total indignación y repudio se conoció la noticia del asesinato del periodista Marcos Montalvo quien era oriundo del municipio de Tuluá en el Valle del Cauca y el pasado domingo fue increpado por dos sujetos quienes le propinaron diversos balazos sobre su cuerpo lo que causó su inmediata muerte en un establecimiento comercial de dicho lugar.
Esta noticia, que para muchos puede pasar desapercibida, es una señal de alerta para toda Colombia la cual ve como la libertad de prensa es violada sin ningún problema en un país en donde ejercer el periodismo es un verdadero reto para muchos ya que el poder oscuro de la nación ha silenciado a muchos comunicadores quienes han respetado ese principio fundamental de la profesión que es la verdad y la cual les costó la vida.
Las cifras sobre asesinatos de periodistas son escalofriantes pero lo más triste del caso es como muchos se han quedado en impunidad y la sangre derramada por causa de la verdad nunca tuvo justicia. En el caso del asesinato del periodista Montalvo no se tiene información certera sobre las causas del deceso, pero deja un escalofriante precedente entre los comunicadores de la región quienes seguramente temerán por su vida cuando la verdad salga a flote en muchas denuncias.
Recientemente en unos de los municipios del sur del departamento de Nariño se conoció de presuntas amenazas a los comunicadores quienes hacen parte de la correspondiente emisora comunitaria, tornando así esta situación a un nivel delicado debido a que las personas tienen el derecho a informar y ser informadas y nadie, según la Constitución Política de Colombia, le puede arrebatar este derecho por intereses particulares.
El Gobierno Nacional está en el deber de garantizar las condiciones necesarias para que los periodistas realicen su labor sin temor a ser asesinados y silenciados por su labor informativa. El llamado de atención es para los mandatarios de turnos quienes deben hacer respetar el trabajo de los comunicadores y valorar cada día más la peligrosa profesión que muchos ejercen solamente por unos cupos publicitarios y sin garantías laborales acorde al trabajo realizado.
Por: Juan David Galviz.

