Jorge Carvajal Pérez

De profesor a terrorista

El pasado 11 de septiembre falleció en la Base Naval del Chacao en Perú, Abimael Guzmán, fundador de Sendero Luminoso, organización terrorista que en su momento fue considerada como la más violenta y peligrosa del mundo, con la cual Guzmán buscaba llegar al poder e instaurar un régimen maoísta en el país suramericano.

Su muerte ocurrió un día antes de que se cumplieran 29 años de su captura en una espectacular operación de inteligencia que culminó en una residencia del barrio Surquillo de Lima, en desarrollo de la cual no se disparó un solo tiro y, al respecto el dictamen médico informó que murió de neumonía.

La primera arma que empleó Abimael Guzmán en los albores de su lucha política la esgrimió en su condición de profesor, puesto que en el abandonado y lleno de necesidades, departamento de Ayacucho, empezó a educar bajo su ideología marxista a miles de jóvenes, lo que a la postre se convertiría en la semilla de Sendero Luminoso.

Lo cierto es que Abimael Guzmán se convirtió en el principal protagonista de la más sangrienta guerra que haya azotado al Perú, en la que murieron miles de personas.

En ese sentido, resulta curioso saber que inicialmente ese número de víctimas se calculó en un poco más de 72 mil personas, un reciente estudio de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación bajó ese número a 48 mil, a la vez que atribuyó una mayor responsabilidad en esas muertes al ejército peruano y por ende al entonces Presidente de la República, Alberto Fujimori, antes que a Sendero Luminoso.

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Esto no es de extrañar, puesto que acosado por los terribles atentados terroristas que pronto llegaron a Lima, el régimen fujimorista, desplegó en sus incursiones mucho más salvajismo que los senderistas.

Pero finalmente, Sendero Luminoso no sería derrotado por los brutales excesos del ejército peruano, sino por un despliegue de inteligencia pura, con la creación de un grupo especial cuyo objetivo fue la captura de Abimael Guzmán.

El relato de ese proceso, donde paradójicamente no hubo episodios de violencia, ni siquiera en el capítulo final de la captura del “Presidente Gonzalo”, como también se le conocía a Guzmán, resulta apasionante por lo que recomiendo su lectura a los interesados.

Lo cierto ahora, es que aún muerto, Abimael Guzmán, sigue dándole guerra al gobierno peruano, puesto que esta es la hora en la que no se sabe qué hacer con su cadáver.

Por: Jorge Hernando Carvajal Pérez