Alan John Miller de 52 años y Mary Luck de 37 años quienes son originarios de Queensland y crearon el movimiento Divine Truth (Verdad Divina). Es tanto el poder que están sumando que las autoridades australianas están muy preocupadas.
Para muchos serían dos desequilibrados, pero no deben ser subestimados debido a que su secta está ganando numerosos adeptos y ya son más de 25.000 sus seguidores.
Alan John Miller o AJ como prefiere ser conocido, era un especialista en tecnologías de la información hasta que fundó y encabezó su propio movimiento religioso cerca de la pequeña ciudad de Kingaroy, en el noreste de Australia, donde decenas de sus devotos han comprado terrenos para estar cerca de su líder, un hombre que dice ser Jesucristo y cada día cuenta con mas adeptos
Miller dice recordar todo lo que sucedió más de 2000 años atrás: «Tengo recuerdos muy claros de la crucifixión, pero no fue tan angustioso para mí como lo fue para otros, como María, que estaba presente», afirmó en una entrevista.
Y agregó respecto de su crucifixión: «Cuando eres Dios no te encuentras un estado de miedo, y tienes un buen control sobre las sensaciones de tu cuerpo y el nivel de dolor que podues absorber».
Miller da cursos y viaja por todo el mundo mostrando «cómo según él» se puede tener una relación personal con Dios o con él mismo, basándose en el control de las emociones.
Otra de las desopilantes afirmaciones de este australiano es que “después de su crucifixión” conoció a Platón, Sócrates, y variados Papas y presidentes.
También relata que se acuerda de los milagros que realizó: «Yo resucité un buen número de personas, incluyendo a mi amigo Lázaro, que se menciona en la Biblia».
A pesar de sus locas declaraciones, el tipo vende y vende con su mensaje. Y cada vez más gente lo sigue. Un ejemplo es el de George Hamel, que abandonó su empresa y a su esposa en California para estar más cerca de Miller y sus enseñanzas. O como lo cree la neurocientífica inglesa Louise Luli Faver que renunció a su carrera para estar cerca de él.
El reverendo David Millikan conoce muy bien a AJ Miller. Dijo que el hombre es peligroso porque sus seguidores abandonan a sus familias, renuncian a su vida social, gastan todo su dinero sólo para seguirlo y se convierten en zombis.
Y su pareja, Mary, no se queda atrás y es capaz de decir: «Yo tenía una vida en el siglo I, era la mujer de Jesús y aprendía y enseñaba la verdad divina junto a él. Tras su muerte yo pasé al mundo de los espíritus y tuve una vida ahí. Regresé a la Tierra cuando nací en 1978».
Miller no es un loco como muchos piensan. Es un vivo muy peligroso que recauda 500.000 dólares al año con su mensaje. Y que cuando algún detractor le pide que haga algún milagro, responde que no es necesario, porque «él es Jesús y todos lo saben».
Y hasta comenta: «No crean tanto en esas cosas. Por ejemplo, dicen de mí en la Biblia que separé el agua del vino. Y es mentira, no lo hice».
Pero eso sí, predice que un tsunami de 100 metros de alto golpeará Australia y un nuevo continente se levantará junto a Hawai, que se producirán terremotos devastadores, que algunos países desaparecerán por completo mientras que otros países cambiarán por completo.
Miller nunca habla de la Biblia. Trata de evitar hablar de ella siempre que puede, para no salir perjudicado. Imaginen si alguna vez, ante sus fieles, leyendo la Biblia llega al Evangelio de San Mateo, capítulo 7, versículos 15 y 16. El cual dice: «Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los cardos?».
Un peligroso hombre que cada día convence más y más personas, quienes caen en sus palabras y las de su pareja. Y que pueden con el paso del tiempo cambiar por completo la forma de ver las cosas religiosamente. ¿Pero sí es verdad que ese hombre que dice ser Jesucristo lo es?