Emilio Coral Ojeda

El Talibán es un tal Iván

El ahora tan nombrado en las noticias, el Talibán, es un tal Iván, que puede vivir incluso en la ciudad de San Juan de Pasto,  como un tal y cual Iván, para que tengamos en cuenta que tanto en una mentalidad religiosa fanática musulmana como en un pensamiento machista nuestro habitan la discriminación, dominación, el controlar y excluir a la mujer de su condición como ser humano, persona, ciudadana, trabajadora, esposa, hija, habitante de este granito de arena  perdido en la  infinita playa cósmica del  cosmos, como el único punto en la inmensidad del universo donde es posible la vida humana.

Con el apoyo y la invasión de la entonces Unión Soviética, entre 1978 a 1992, como apoyo a un gobierno comunista afgano se generó la resistencia armada de grupos guerrilleros musulmanes y con la ayuda de los Estados Unidos combatieron al ejército soviético, apoyando en aquel entonces a los Talibanes, para que ahora no se sepa qué hacer, como se dice, con ese trompo en la uña. Con la terminación del socialismo en 1989, con la perestroiska y la caída del muro de Berlín, llegó la guerra civil a Afganistán, de tal modo que los Talibanes lograron el poder hasta que en el 2001 los Estados Unidos invadieron Afganistán en búsqueda de Al Qaeda y Osama Bin Laden, luego de la destrucción de las torres gemelas y los atentados al Pentágono y a la Casa Blanca, el 11 de septiembre de 2001.

Los Talibanes tienen como ideología política y religiosa el yihadismo fundamentalista islámico deobandi, son ultraconservadores, anticomunistas y antiamericanistas. Las mentalidades y pensamientos machistas nuestros son dominantes, excluyentes, intransigentes, absolutistas, mandones, desconfiados y autoritarios para tratar a nuestras mujeres de la gran patria latinoamericana.

Por eso es tan importante y vital el trabajo literario de la escritora afgana Nadia Ghulam,  ya que en y con su novela, el secreto de mi turbante, publicada en 2010, con el apoyo del Programa de Asistencia Internacional, en Barcelona, España, narra que durante 10 años se hizo pasar por su fallecido hermano Zelami, como única alternativa para trabajar, estudiar y apoyar a su familia, porque en el régimen Talibán las mujeres tenían absolutamente negados estos derechos elementales y fundamentales, teniendo también cuenta la colaboración dada por la Asociación para los Derechos Humanos en Afganistán.

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Entonces un Talibán afgano puede ser un tal Iván pastuso, en ambos casos con un mismo pensamiento, actitud y comportamiento consistente en que la mujer es un cero a la izquierda, esclava matrimonial, ama doméstica con solamente el derecho de obedecer, ser fiel y sumisa, resignada a ser mantenida y por lo tanto a mantenerse callada y dócil.

Las nuevas masculinidades, un hombre que escucha para buscar el entendimiento, la comprensión, la ternura, el acompañamiento y la solidaridad con las mujeres, podrán derrotar tanto al Talibán afgano como al tal Iván pastuso, para que las encantadas y encantadoras mujeres vivan su vida que las vive viviendo.

Por: Emilio Coral Ojeda