Ricardo Sarasty

Cartones no son algodones

Despotricar es hablar con la intención de generar animadversión contra la persona o las personas a las que se dirige una supuesta crítica. Despotricar es lo que hace en su columna dominical el Sr. Germán Vargas Lleras, frustrado candidato presidencial, representante de la aristocracia criolla que aún se piensa y cree dueña de este país. Él, que solo ha visto el país desde su lujoso apartamento y que cuando se ha acercado a la pobreza lo ha hecho guardando, lo que gente como él llama, la debida distancia, emplaza a trabajar a los profesores puesto que, según él, las condiciones ya están dadas.

Cómo se ve que este señor cree que Colombia es como su finca Panaca y no la suma de necesidades generadas por el saqueo al erario público que, no solo durante este gobierno, ha enriquecido a esa clase política que aúpa a políticos que bien ha de recordar puesto que lo han aupado, corrompidos como el exalcalde de Galapa Vargas Palacios, el gobernador del Meta Edilberto Castro, Emilio Martínez acusado hasta de abuso sexual u Oneida Pinto exgobernadora que se aprovechó de los recursos del alimentación Escolar en la Guajira, todos ellos y muchos más, avalados por su movimiento cambio radical.

Pregunta el hoy columnista Germán Vargas Lleras por las razones poderosas que mueven a Fecode a oponerse a la presencialidad, puesto que los profesores de las instituciones públicas ya están vacunados en un 85 por ciento.

Ignora, o se hace el que no sabe, que ninguna de las vacunas garantiza la inmunidad y por lo tanto el estar vacunados no es contar con total protección para la vida de los docentes, sus familias, sus estudiantes y las familias de los estudiantes. Al seguro de la vacuna se le debe sumar el mejoramiento de las condiciones ambientales de las plantas físicas y sus entornos para evitar el cultivo y la transmisión del Covid y de otros virus.

A la pregunta del Dr. Vargas Lleras se le puede responder con otra pregunta ¿Cuántas instituciones educativas públicas conoce él? De pronto ha visto por fotos o videos algunas de esas instituciones que se ponen como muestra de la gestión del gobierno central y de este y aquel alcalde o gobernador afines a sus afectos, como los nombrados anteriormente. Pero esas instituciones sí que son casos aislados y no se puede generalizar su situación, tapando el estado real de la mayoría que ahí han estado y permanecen como muestra del desgreño histórico del que ha sido víctima la educación pública.

loading...

Vaya alharaca la del citado columnista por los alcances de la negociación realizada entre el MEN y Fecode, pues según él son prebendas y no derechos los alcanzados. Porque para él es inaudito que un docente pueda devengar de dos hasta tres salarios mínimos por trabajar 10 meses, más de 8 horas diarias en sitios a los que se debe de llegar en tarabita, mototaxi, planchones o a pie, utilizando las vías que el construyó como vicepresidente, de las cuales no concluyó ni siquiera la que debería llevarlo a la presidencia.

Reclama por los 800 mil millones que según él este gobierno ha entregado para el acondicionamiento de las instituciones garantizando el retorno a clases, pero no pregunta por el destino que los gobernadores y alcaldes les han dado a esos recursos, en donde han sido entregados, y si con ellos se pudo adecuar realmente plantas físicas que desde antes de la pandemia amenazaban ruina.

Reclama por los 800 mil millones, pero guarda silencio ante la desaparición de 70.000 millones de pesos entregados por el Ministerio de las Tic a una empresa de papel para el mejoramiento de la internet e las instituciones educativas rurales. Ah, la ministra es de Cambio Radical.

Por: Ricardo Sarasty.