En respuesta a la acción de Tutela interpuesta por Simana, respecto al regreso o no a clases presenciales, el ya célebre Juez José Alfredo Vallejo Goyes, en su “brillante sapiencia”, ordenó que las instituciones educativas que estén en un 100%100 en protocolos de bioseguridad regresen a las aulas escolares, quienes están en estas condiciones lo hicieron desde el pasado lunes, en tanto que aquellas que aún no los tienen deben hacerlo, según el juez, 30 días después.
Considero, conocedor de la situación de algunas instituciones, que fue precipitada esta decisión del señor Juez y lógicamente de los directivos docentes que enviaron la información a Secretaría de Educación, pues quienes afirman estar en 100%100 de bioseguridad, no saben siquiera quiénes van a proporcionar los tapabocas a los estudiantes, si serán los padres de familia, o serán las instituciones educativas.
Algunas ni siquiera han instalado, nuevos lavamanos, pues seguirán con los que tienen, que no son ni los mejores ni los suficientes; ellos se dejaron convencer del ingeniero Edgar Igua, quien dijo a algunos directivos y profesores que ya no era necesario el lavado de manos, que echarse el alcohol en las manos a la entrada la institución, era suficiente.
No obstante lo anterior, quienes dijeron estar al 100% en bioseguridad fueron debidamente certificados por las entidades de salud, por la Personería Municipal, incluso por Simana, los consejos directivos, los funcionarios de inspección y vigilancia? o simplemente fue el informe que presentaron los señores rectores, tan solo por quedar bien ante la Secretaría de Educación, algunos, están arrepentidos de haber dicho que estaban en el 100%, cuando ni siquiera nuevos lavamos tienen; situación que “huele mal” porque pareciera que fueron presionados.
Esperemos y confiemos en Dios Todopoderoso, en la Virgen María, y en nosotros mismos, que ojalá, en ninguna institución, pase una novedad, un contagio, una muerte que todos tengamos que lamentar y arrepentirnos de haber regresado a las aulas escolares, como lo hicieron en otras ciudades de Colombia, donde hubo estudiantes contagiados, y docentes fallecidos. Dios quiera que acá nada de eso ocurra. Y si ocurriera una novedad grave, a ¿quién le echarían la culpa?, ¿al rector?, ¿a los profesores?, ¿a los padres de familia? o ¿al gobierno?
Por: Jorge Arturo Bravo

