Medios de comunicación de Estados Unidos informaron que la CIA habría ejecutado la semana pasada su primer ataque terrestre con drones dentro de Venezuela, marcando un salto cualitativo en la escalada de acciones estadounidenses contra el país. Según reportes de The New York Times y CNN, el objetivo del ataque fue un muelle remoto en la costa venezolana, señalado por Washington como presuntamente vinculado a actividades de narcotráfico, aunque sin que se presentaran pruebas concluyentes que respalden esa acusación.
De acuerdo con las versiones periodísticas, no se registraron víctimas fatales, ya que no había personas en el lugar al momento del impacto. Sin embargo, el hecho adquiere una dimensión política y diplomática de alto impacto, al tratarse de la primera operación conocida de Estados Unidos ejecutada directamente en territorio venezolano, y no en aguas internacionales o mediante interdicciones marítimas, como había ocurrido hasta ahora.
Un cambio de fase en la ofensiva estadounidense
Hasta este episodio, la ofensiva de Estados Unidos se había concentrado principalmente en el ámbito marítimo, con acciones contra embarcaciones acusadas de transportar drogas. Estas operaciones han sido duramente cuestionadas, ya que, según distintas denuncias, dejaron más de un centenar de civiles muertos, muchos de ellos pescadores, en lo que se ha calificado como ejecuciones extrajudiciales.
El ataque con drones sobre infraestructura en tierra venezolana representa, según los analistas citados por la prensa, una nueva fase de la escalada, que despierta temores sobre un posible avance hacia una intervención militar directa o incluso una invasión terrestre.
Confirmación política, pero sin detalles
Desde Mar-a-Lago, el presidente Donald Trump confirmó públicamente que Estados Unidos fue responsable del ataque, aunque evitó precisar qué agencia lo ejecutó. En sus declaraciones, afirmó que “hubo una gran explosión” en el muelle donde, según él, se cargaban drogas, y sostuvo que esa “área de operaciones ya no existe”.
No obstante, Trump dejó deliberadamente ambiguo el mecanismo de la operación, lo que alimentó las versiones de que la CIA habría estado directamente involucrada, aunque sin confirmación oficial.
El argumento del narcotráfico y las dudas internas
Según The New York Times, la CIA justificó el ataque afirmando que el muelle funcionaba como punto logístico para el narcotráfico, e incluso lo vinculó con el Tren de Aragua, una organización criminal transnacional. Sin embargo, el propio periódico señaló que agencias de inteligencia estadounidenses han expresado dudas sobre la solidez de los supuestos vínculos entre ese grupo y el gobierno de Nicolás Maduro.
Además, se informó que no está claro si el dron utilizado pertenecía a la CIA o fue facilitado por el Ejército, aunque se mencionó la presencia de drones MQ-9 Reaper en bases estadounidenses en Puerto Rico como parte del dispositivo regional de presión.
Reacciones y silencio oficial
El gobierno venezolano no confirmó ni desmintió oficialmente el ataque. Sin embargo, el ministro de Relaciones Interiores, Diosdado Cabello, denunció un prolongado escenario de “locura imperial”, “acoso”, “amenazas”, “ataques” y “asesinatos”, enmarcando el hecho dentro de una política sostenida de hostigamiento contra Venezuela.
Por su parte, la Casa Blanca y la CIA se negaron a hacer comentarios, y CNN reportó que tampoco hubo respuestas claras desde instancias militares estadounidenses, reforzando el carácter hermético y polémico de la operación.
Temor regional y cuestionamientos éticos
El ataque elevó la tensión regional, reavivando el temor a una movilización militar de mayor escala que comprometa la estabilidad del Caribe y de América del Sur. Las críticas apuntan a que estas acciones, justificadas bajo el discurso del narcotráfico, terminan golpeando a poblaciones civiles empobrecidas, especialmente en zonas costeras afectadas por el bloqueo económico y la estigmatización internacional.
El texto subraya que este tipo de operaciones refuerzan la imagen de una política exterior estadounidense basada en el uso de la fuerza extrema, con escaso respeto por la soberanía y el derecho internacional, y que sientan precedentes peligrosos para la región.

