Durante años, el cine colombiano ha concentrado su mirada en las grandes capitales. Sin embargo, desde el sur del país, y lejos de los circuitos tradicionales, Guaitarilla se ha venido consolidando como un territorio donde el cine no solo se sueña, sino que se produce con rigor, identidad y ambición artística.
Una muestra clara de este proceso es “Pacto de libertad”, la sexta producción cinematográfica realizada en su totalidad en este municipio nariñense. Escrita por el autor guaitarillense Jesús Omar Guerrero Solarte y dirigida por Julián Esteban Maya, la película representa un nuevo capítulo en la historia audiovisual local y confirma la madurez alcanzada por un colectivo de creadores que ha apostado, durante décadas, por contar historias desde su propio territorio.
La cinta narra la lucha intensa y valiente de una víctima de secuestro que, enfrentada a la violencia y al encierro, hará todo lo posible por recuperar su libertad. Se trata de un relato humano, cargado de tensión emocional, que pone en el centro la dignidad, la resistencia y la esperanza, temas universales que trascienden el contexto regional.
El proyecto reúne a un elenco conformado por talentos de la región, entre ellos Ana Sofía Mayac, Juan Carlos Mayac, Jesús Omar Guerrero y Martín Moncayo, quienes aportan autenticidad y cercanía a una historia profundamente enraizada en la realidad social. La producción fue filmada y realizada con equipos técnicos de alto nivel, lo que le permite situarse a la altura del cine profesional colombiano, tanto en calidad visual como narrativa.
“Pacto de libertad” no surge de manera aislada. Llega dos décadas después de la primera incursión cinematográfica de este grupo creativo con la película “Ni en la vida, ni en la muerte”, un antecedente que marcó el inicio de un camino persistente en el séptimo arte. El regreso de sus realizadores confirma una apuesta sostenida por el cine como herramienta cultural, artística y de memoria.
Más allá del estreno y de las salas, esta producción reafirma algo fundamental: el cine en Guaitarilla no es un hecho circunstancial, sino un proceso colectivo en crecimiento. Un cine que se construye desde la identidad local, pero con vocación universal; que demuestra que las historias del sur también merecen ser contadas con calidad, profesionalismo y ambición artística.
En un panorama donde los talentos regionales suelen pasar desapercibidos, Guaitarilla se posiciona como un referente cultural en Nariño, recordando que el cine no depende del tamaño del municipio, sino de la convicción de quienes creen en el poder de contar historias propias.

