El comportamiento reciente de la tasa de cambio del peso colombiano frente al dólar, destacando que continúa una tendencia sostenida a la baja, contraria a los pronósticos pesimistas que se habían hecho en años anteriores. Lejos de una crisis cambiaria, lo que se observa es un proceso gradual de fortalecimiento del peso, conocido técnicamente como “apreciación”, propio de economías abiertas como la colombiana, donde el valor de la moneda se determina por la dinámica del mercado y no por decisiones administrativas directas.
La Tasa Representativa del Mercado (TRM), que mide cuántos pesos se necesitan para comprar un dólar, ha mostrado una disminución constante desde su punto más alto en noviembre de 2022, cuando alcanzó un promedio cercano a los $4.922 por dólar, hasta ubicarse alrededor de los $3.780 en la actualidad. Esto implica una reducción de $1.142 en un periodo de tres años, equivalente a una caída cercana al 23 %, lo que evidencia un fortalecimiento significativo de la moneda nacional frente al dólar.
El texto subraya que la gradualidad de este proceso ha sido clave, ya que ha permitido que la economía colombiana se ajuste sin choques bruscos. Sectores como el comercio exterior, el mercado de divisas y el sistema productivo en general han podido adaptarse progresivamente a la nueva realidad cambiaria. Este comportamiento también sugiere que Colombia ha respondido a las señales de precios internacionales y ha avanzado hacia una mayor diversificación de mercados, reduciendo su dependencia de unos pocos destinos comerciales.
Entre las principales razones que explican la apreciación del peso se destacan varios factores internos y externos. En el ámbito interno, influyen el aumento de las remesas enviadas por colombianos en el exterior, el crecimiento de la inversión extranjera, el dinamismo del turismo internacional y el fortalecimiento del consumo y la inversión dentro del país. Estos elementos generan una mayor entrada de dólares a la economía, presionando a la baja su precio frente al peso.
En el plano externo, el texto señala la debilidad relativa de la economía estadounidense, lo que ha provocado una pérdida de valor del dólar frente a muchas monedas del mundo. Esta situación se atribuye, entre otros factores, a procesos de desinversión en el sistema productivo de Estados Unidos y a la creciente competencia global, especialmente a través del comercio electrónico. A ello se suma el comportamiento del precio del petróleo, que aunque es volátil, muestra una tendencia descendente en el largo plazo y también incide en el mercado cambiario colombiano.
El análisis reconoce que algunos críticos del Gobierno sostienen que la caída del dólar responde principalmente a factores internacionales. No obstante, el texto argumenta que, al observar la TRM junto con otros indicadores económicos clave —como inflación, empleo, inversión y consumo—, resulta claro que las condiciones internas de la economía colombiana también han sido determinantes en el fortalecimiento del peso. En ese sentido, se plantea que el desempeño del mercado de bienes y divisas refleja una situación económica favorable en general.
En cuanto a las consecuencias de la apreciación del peso, el texto señala que esta situación genera oportunidades importantes para importadores y comerciantes, especialmente en la adquisición de insumos, maquinaria y tecnología, ya que los productos importados se vuelven más baratos. Sin embargo, también reconoce que puede afectar el valor de las exportaciones, al encarecer los productos colombianos en el mercado internacional.
Uno de los efectos más positivos de la caída del dólar se observa en la deuda externa, tanto pública como privada. Al mantenerse una TRM más baja, el costo en pesos del servicio de la deuda no aumenta, lo que resulta favorable para las finanzas públicas y para la sostenibilidad fiscal del país. Esto reduce presiones presupuestales y libera recursos para otras áreas.
Finalmente, el texto plantea que para los exportadores la apreciación del peso puede convertirse en un incentivo para diversificar mercados y explorar negocios en monedas distintas al dólar. Esto no solo ayuda a mitigar riesgos cambiarios, sino que también impulsa una mayor inserción de Colombia en nuevos espacios comerciales, fortaleciendo su estrategia de internacionalización.
En síntesis, el documento concluye que la caída sostenida del dólar frente al peso colombiano no es un fenómeno aislado ni exclusivamente externo, sino el resultado de una combinación de factores económicos que reflejan una etapa relativamente saludable de la economía nacional, con ajustes graduales y oportunidades tanto para el comercio como para las finanzas del país.

