El presidente Gustavo Petro respondió públicamente a un pronunciamiento del expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien lo acusó de manipular la justicia y defendió a su hermano, Santiago Uribe Vélez, recientemente condenado por homicidio agravado y vínculos con el grupo paramilitar conocido como Los 12 Apóstoles. La respuesta de Petro no se limitó al cruce de señalamientos personales, sino que buscó trasladar el debate hacia una comparación estructural de los resultados en materia de seguridad y, especialmente, hacia la discusión de políticas sociales y económicas.
En su mensaje, el jefe de Estado retó a Uribe a comparar las tasas promedio de homicidios durante sus respectivos gobiernos, en lugar de enfocarse en el conteo aislado de hechos violentos ocurridos en el último año. Petro sostuvo que la medición correcta del impacto en seguridad debe hacerse a partir de indicadores estructurales y no de cifras coyunturales, afirmando que solo así se puede evaluar quién logró construir mayor seguridad para el país.
El presidente cuestionó directamente el enfoque del exmandatario sobre el orden público, preguntándole si seguiría “contando muertos” como, según él, ocurrió durante su administración. Propuso que la comparación incluya tanto las cifras nacionales como los registros de masacres durante el periodo en que Uribe fue gobernador de Antioquia, frente a las cifras acumuladas del actual Gobierno, con el fin de ofrecer una visión más amplia y contextualizada de la violencia en Colombia.
Como respaldo a su argumento, Petro compartió un gráfico histórico de la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes entre 2004 y 2024, elaborado con datos oficiales. En esa serie se evidencia que, a mitad del mandato de Uribe, la tasa superaba el 39 %, mientras que al cierre de 2024, durante el actual Gobierno, se ubicó en 26,34 %. Con esto, el presidente buscó sustentar su afirmación de que los niveles de violencia letal han sido menores en su administración en comparación con gobiernos anteriores.
Más allá del debate sobre seguridad, Petro insistió en que la discusión pública no debe centrarse exclusivamente en la violencia, sino en las condiciones de vida de la población. Por ello, llamó a Uribe a presentar propuestas concretas en temas como la reforma agraria, la universalización del sistema pensional y la ampliación de la cobertura universitaria, que actualmente ronda el 60 %, con el objetivo de llevarla al 80 %.
Asimismo, el mandatario abordó el futuro de Ecopetrol y la transición energética, planteando la necesidad de “rescatar” a la empresa estatal mediante una apuesta por energías limpias y renovables. Este planteamiento lo vinculó con una visión fiscal y social, proponiendo una mayor carga tributaria para los sectores más ricos con el fin de garantizar derechos básicos como agua potable de calidad, salud y educación para toda la población.
El mensaje del presidente cerró con una frase que sintetiza su enfoque: la prioridad, dijo, no deben ser solo las cifras de víctimas mortales, sino las de quienes siguen vivos y requieren políticas públicas que mejoren sus condiciones de vida. De allí la expresión: “Antes que las cifras de los muertos, las cifras de los vivos”.
En el trasfondo del intercambio político está la condena contra Santiago Uribe Vélez, un punto sensible en la confrontación entre ambos líderes. El expresidente Uribe había afirmado que no se referiría a la familia de Petro, pero al mismo tiempo sostuvo que el actual mandatario utilizaba la condena de su hermano para desviar la atención de problemas de su Gobierno. Petro respondió de manera tajante sobre este asunto, afirmando que, en lo relacionado con Santiago Uribe, la justicia ya tomó una decisión.
En conjunto, el cruce entre Petro y Uribe refleja no solo una disputa política y personal, sino dos visiones opuestas sobre cómo medir la seguridad, cómo interpretar el pasado reciente del país y cuáles deben ser las prioridades del debate público en Colombia: el énfasis en el control militar y las cifras de violencia, o una agenda centrada en transformaciones sociales, económicas y productivas de largo plazo.

