Prácticas ambientales que transforman comunidades: el camino hacia una Cúcuta más sostenible

El proyecto “Sembrando conciencia colectiva ambiental” se consolidó como una iniciativa orientada a promover prácticas ambientales y fortalecer la cultura de paz en los barrios La Victoria y María Teresa de San José, en Cúcuta. A través de actividades educativas y artísticas, el proceso benefició directamente a cerca de cincuenta madres cabeza de hogar, quienes participaron activamente en la construcción de entornos más sostenibles y solidarios.

La iniciativa fue liderada por Paula Correa y Adriana Quinta, de la Red Nacional de Jóvenes Ambientalistas (RNJA), junto a David Ramírez y María Angélica Durán, del Colectivo Sueños de Película, todos beneficiarios de la Escuela de Liderazgo Juvenil (ELJ) en Cúcuta. El objetivo principal fue fortalecer la cohesión comunitaria mediante la creación de huertos urbanos y jardines comunitarios, concebidos como espacios de encuentro, convivencia y promoción de la paz.

“Para nosotros significó una oportunidad invaluable que nos permitió asumir nuevos retos y aportar nuestros conocimientos y capacidades en proyectos de gran impacto social. Este proceso fortaleció los lazos comunitarios y el trabajo colaborativo con otras organizaciones, potenciando el liderazgo ambiental y cultural como motor de transformación social”, señaló David Ramírez.

Entre los objetivos específicos del proyecto se destacó la gestión integral de residuos con un enfoque teórico-práctico, orientada a empoderar a las madres cabeza de hogar para adoptar y replicar comportamientos responsables con el ambiente. En este marco se desarrollaron cuatro talleres educativos en espacios comunitarios, en los que se abordaron temas como clasificación de residuos, reciclaje, compostaje, técnicas de siembra, riego, manejo de plagas y enfermedades, y cosecha de cultivos.

Ramírez resaltó que el compromiso del equipo no terminó con la implementación inicial. “Durante dos meses realizamos seguimiento con visitas periódicas a las comunidades. Los resultados fueron significativos: se obtuvieron productos agrícolas 100 % orgánicos y aptos para el consumo, rompiendo la creencia de que no era posible sembrar ni producir alimentos de calidad en estos territorios. Esto aporta de manera directa a la soberanía y la seguridad alimentaria”, afirmó.

De acuerdo con el líder juvenil, la participación activa de las mujeres en las huertas urbanas les ha permitido experimentar beneficios concretos, como la reducción de gastos en alimentos frescos, el fortalecimiento de habilidades en prácticas agrícolas sostenibles y un mayor control sobre la calidad y seguridad alimentaria de sus familias.

En paralelo, el Colectivo Sueños de Película y la RNJA proyectan consolidarse como una organización regional con incidencia pública, enfocada en el trabajo cultural y comunitario. El impulso obtenido a partir de las iniciativas desarrolladas en el marco de la ELJ les permitirá articularse a nuevos proyectos en beneficio de las comunidades de Cúcuta, demostrando que pequeñas ideas pueden convertirse en grandes apuestas de impacto social, como lo fue Sembrando conciencia colectiva.

La implementación del proyecto también permitió a los y las becarias alinear sus intervenciones con problemáticas alimentarias globales, profundizando en la alimentación como un derecho fundamental que requiere mayor atención en comunidades vulnerables. Asimismo, se evidenció la falta de apoyo social y comunitario en estos territorios, marcados por la escasez de oportunidades, lo que refuerza la necesidad de impulsar nuevas iniciativas que promuevan el desarrollo integral de sus habitantes.

Uno de los pilares fundamentales del proyecto fue el empoderamiento de las madres cabeza de hogar, quienes fueron formadas como lideresas ambientales. Más allá de los conocimientos técnicos adquiridos, el proceso fortaleció su autoestima, liderazgo y capacidad de incidencia comunitaria.

“Antes sentía que no tenía herramientas para cambiar mi realidad. Hoy soy parte de algo más grande. No solo sé sembrar, también sé cómo enseñar a otros y construir un barrio mejor para mis hijos”, expresó una participante del barrio Colombia Uno. Estas mujeres se han convertido en agentes de cambio, multiplicadoras de prácticas sostenibles y referentes de una nueva forma de construir comunidad desde el cuidado del territorio, la alimentación saludable y la solidaridad.

En una ciudad que enfrenta importantes desafíos ambientales y sociales, “Sembrando conciencia colectiva” demuestra que es posible construir sostenibilidad desde las bases comunitarias, integrando arte, educación y compromiso social. La visión a futuro contempla replicar el modelo en otras comunas, articulando a más jóvenes, organizaciones sociales, instituciones educativas y entidades públicas.

La meta es clara: contribuir a una Cúcuta más verde, más justa y más consciente, donde el alimento, el agua, la tierra y la vida sean reconocidos y protegidos como bienes comunes. Porque sembrar no es solo un acto agrícola, sino también un acto político, un gesto de resistencia y un compromiso con las futuras generaciones.

El proyecto “Sembrando conciencia colectiva ambiental” fue auspiciado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), en el marco de las Escuelas de Liderazgo Juvenil en Norte de Santander, desarrolladas por la Línea de Jóvenes en Riesgo y Participación Juvenil de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES).