El otro santaEn los pueblos antiguos del norte se decía que la Navidad no siempre fue una noche de luz. Antes de los villancicos y las risas, existía otra versión de Santa Claus, una que no aparecía en los cuentos para niños.Cuando la nieve caía demasiado silenciosa y el viento no dejaba huellas, los ancianos cerraban bien las puertas y apagaban las velas temprano. Sabían que esa noche no llegaba el Santa de rojo brillante, sino el Otro.Dicen que habita en los bosques más viejos, donde los árboles crujen como huesos. Su trineo no vuela; se desliza sobre la nieve con un sonido lento y arrastrado, como cadenas. Los renos no tienen ojos blancos, sino negros y hundidos, y su aliento huele a tierra fría y muerte antigua.Este Santa oscuro no trae regalos. Trae cuentas pendientes.Aparece en las casas donde la Navidad se ha vuelto solo rutina, donde la bondad es fingida y la culpa se esconde bajo el árbol. No baja por la chimenea con risas. Se materializa en la sombra, alto, torcido, con una barba gris manchada y una sonrisa que nunca alcanza los ojos.Los niños que se portaron mal no reciben carbón.Reciben silencio.Una noche, en un pequeño pueblo cubierto por la nevada, un niño despertó al escuchar pasos en la sala. Pensó que era su padre revisando los regalos. Se asomó por la puerta entreabierta y lo vio.El árbol estaba apagado. Las luces muertas. Frente a él, una figura enorme se inclinaba sobre los regalos, abriéndolos con manos largas y ennegrecidas. Santa alzó lentamente la cabeza y el niño sintió cómo el aire se volvía pesado, imposible de respirar.La Navidad recuerda lo que olvidan los hombres dijo con una voz profunda, como salida de una cueva.El niño quiso correr, pero sus piernas no respondieron. Santa dejó algo bajo el árbol: un regalo envuelto en papel viejo, húmedo, que parecía manchado de hollín… o de algo peor.A la mañana siguiente, la casa estaba intacta. No había huellas, ni señales de intrusos. Solo un regalo que nadie recordaba haber comprado. Nadie se atrevió a abrirlo.Con los años, el pueblo aprendió la lección. La Navidad volvió a ser un acto de respeto, no solo de celebración. Porque en las noches más frías de diciembre, cuando la nieve cae sin sonido, aún se dice que Santa Claus pasa lista.Y si no trae regalos…es porque viene a cobrar.

