Madre indígena recibió el cuerpo de su bebé en una caja y expuso presunta crisis del sistema de salud en Ecuador

La imagen de una mujer indígena achuar cargando el cuerpo de su hija fallecida en una caja de cartón se convirtió en un símbolo de la grave crisis del sistema de salud pública en Ecuador, así como de las profundas brechas de atención que enfrentan las comunidades indígenas, especialmente en zonas rurales y amazónicas. El caso ocurrió el 29 de noviembre de 2025 y generó una fuerte ola de indignación a nivel nacional.

La madre, identificada como Yawa Sumpa Puar Alexandra, perteneciente a la comunidad achuar del Amazonas ecuatoriano, había llevado a su bebé de apenas un mes de nacida al Hospital General de Macas, en la provincia de Morona Santiago, debido a un problema respiratorio. La niña fue ingresada durante la noche y falleció pocas horas después.

Según el relato recogido por BBC Mundo, tras la muerte de la bebé, el personal médico le indicó a la madre que debía conseguir un ataúd. Sin recursos económicos, lejos de su territorio ancestral y con dificultades para comunicarse en español, la mujer salió del hospital en busca de ayuda. Al regresar, se encontró con que el cuerpo de su hija le había sido entregado dentro de una caja de cartón, que fue utilizada como un féretro improvisado.

Con la caja en brazos, la madre tuvo que trasladarse primero al parque principal de Macas y luego iniciar un largo recorrido hasta el municipio de Taisha, punto desde donde salen las avionetas hacia las comunidades amazónicas. Fue finalmente la municipalidad de Taisha la que le brindó apoyo, proporcionándole un ataúd adecuado y el traslado aéreo para que pudiera llevar el cuerpo de su hija hasta su comunidad.

La fotografía del momento fue tomada por un miembro de la comunidad achuar que auxilió a la mujer y se difundió rápidamente en redes sociales. La imagen provocó una fuerte reacción pública y fue interpretada como una muestra de trato indigno, abandono estatal y exclusión estructural hacia los pueblos indígenas.

Tras la viralización del caso, el Ministerio de Salud Pública de Ecuador anunció que iniciaría procesos para sancionar al personal involucrado en la irregularidad. Sin embargo, el episodio trascendió el hecho puntual y pasó a representar una denuncia más amplia sobre el colapso del sistema de salud ecuatoriano.

El caso ocurrió pocos días después de una consulta popular impulsada por el presidente Daniel Noboa, en la que todas las propuestas del Gobierno fueron rechazadas. Analistas comenzaron a señalar que, además de la inseguridad, la crisis sanitaria fue uno de los factores que influyó en el descontento ciudadano, aunque este tema había permanecido en segundo plano.

Desde meses atrás, Ecuador enfrentaba un grave desabastecimiento de medicamentos e insumos médicos, situación que llevó al Gobierno a declarar el estado de emergencia tanto en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) como en el Ministerio de Salud. Legisladores y expertos advirtieron que esta crisis afecta directamente la compra de medicamentos, el mantenimiento de hospitales y el pago oportuno del personal de salud, debilitando severamente la capacidad operativa del sistema.

De acuerdo con testimonios recogidos por BBC Mundo, el presupuesto de salud ha sufrido recortes progresivos en los últimos años, sumados a una baja ejecución de los recursos asignados. Como consecuencia, muchos hospitales funcionan con insumos mínimos o incompletos.

La escasez de medicamentos es generalizada. En varios hospitales del país, el nivel de abastecimiento no supera el 45%, y en algunos centros de Guayaquil la falta de insumos esenciales llega hasta el 80%. Médicos han denunciado que los pacientes deben llevar desde agujas hasta medicamentos básicos para poder recibir atención.

Esta precariedad ha obligado a numerosas familias a endeudarse para cubrir gastos médicos, extendiendo la crisis sanitaria al conjunto de la sociedad. Especialistas señalaron que la pandemia de COVID-19 aceleró el deterioro del sistema: despidos masivos de personal, denuncias de corrupción y falta de inversión en mantenimiento e infraestructura profundizaron una estructura que ya era frágil.

El impacto fue particularmente visible en Guayaquil, donde durante la pandemia circularon imágenes de ataúdes en las calles, uno de los momentos más críticos de la emergencia sanitaria. La situación es aún más grave en las zonas rurales y amazónicas, donde los centros de salud son escasos, carecen de insumos y no cuentan con especialistas. En muchos casos, la atención queda en manos de médicos recién egresados que cumplen su año de servicio social.

Esta falta de atención adecuada obligó a la madre achuar a trasladar a su hija hasta Macas. Sin embargo, lejos de encontrar una solución, se enfrentó a un sistema de salud desbordado, sin recursos y sin respuestas, que terminó devolviéndole el cuerpo de su bebé en una caja de cartón, convirtiendo su tragedia personal en un símbolo del abandono estatal y la crisis estructural de la salud pública en Ecuador.