Alcaraz y Ferrero se separan

Carlos Alcaraz y Juan Carlos Ferrero han construido una de las relaciones más sólidas y comentadas del tenis moderno. Desde que comenzaron a trabajar juntos, el exnúmero uno del mundo y campeón de Roland Garros se convirtió no solo en entrenador, sino en una figura clave para el crecimiento deportivo y mental del joven murciano.

Ferrero aportó experiencia, disciplina y una visión clara del alto rendimiento. Bajo su guía, Alcaraz desarrolló un estilo agresivo, versátil y maduro para su edad, combinando potencia, velocidad y una notable capacidad táctica. Los resultados no tardaron en llegar: títulos de Grand Slam, el número uno del ranking ATP y un impacto mediático que lo posicionó como el gran referente de la nueva generación.

Más allá de los trofeos, la relación entre ambos se ha caracterizado por la confianza y el respeto. Ferrero supo proteger a Alcaraz de la presión temprana, priorizando procesos antes que resultados inmediatos, mientras que el tenista siempre destacó la importancia del consejo y la calma de su entrenador en los momentos decisivos.

Sin embargo, como ocurre en las grandes sociedades deportivas, el tiempo y la evolución profesional plantean nuevos retos. Las exigencias del circuito, el crecimiento personal de Alcaraz y la necesidad de seguir innovando mantienen bajo análisis permanente su vínculo de trabajo. Lejos de rumores o especulaciones, ambos han dejado claro que el objetivo común sigue siendo el mismo: prolongar una carrera exitosa y mantener a Alcaraz en la élite del tenis mundial.

Alcaraz ganando Roland Garros

La dupla Alcaraz–Ferrero ya es parte de la historia reciente del deporte y su legado se mide no solo en títulos, sino en la manera en que marcaron una etapa del tenis actual.