El presidente Gustavo Petro informó que en Colombia ya hay 26 mil hectáreas en proceso de sustitución de cultivos ilícitos, con la participación de miles de familias campesinas que se han inscrito voluntariamente en los programas impulsados por el Gobierno. Según el mandatario, este avance representa un cambio histórico en la política antidrogas del país, ya que la transformación de los territorios no puede hacerse en contra de las comunidades, sino con su participación activa. Para Petro, la imagen de un campesino arrancando de manera voluntaria una planta de coca simboliza un giro profundo frente a las estrategias basadas exclusivamente en la represión.
Desde el departamento de Nariño, el jefe de Estado también se refirió a los recientes hechos de violencia ocurridos en municipios como Buenos Aires, en el Cauca, y Aguachica, en el Cesar, donde murieron siete soldados. El presidente rechazó de manera enfática estos ataques y lamentó las muertes, calificando los hechos como parte de una guerra absurda en la que, según afirmó, mueren colombianos de ambos lados del conflicto motivados por la codicia y las economías ilegales. En ese sentido, subrayó que estos episodios no deben interpretarse como el colapso de los esfuerzos de paz adelantados por su Gobierno.
Petro respondió además a las críticas que surgieron tras estos hechos violentos y defendió su política de Paz Total. Afirmó que señalar los ataques armados como un fracaso de la paz desconoce las causas estructurales del conflicto y simplifica una realidad compleja. “La paz nunca fracasa, lo que debe fracasar es la guerra”, sostuvo el mandatario, al insistir en que el verdadero desafío es desmontar las dinámicas económicas ilegales que alimentan la violencia y prolongan el enfrentamiento armado en los territorios.
En contraste con los episodios de violencia, el presidente destacó señales alentadoras de desescalamiento en Nariño. Mencionó el caso de Los Comuneros del Sur, un grupo que se separó del ELN y que, según indicó, ha manifestado su intención de abandonar las armas. Petro señaló que este tipo de decisiones son positivas para la sociedad colombiana, especialmente si vienen acompañadas del apoyo a la sustitución de cultivos ilícitos y del compromiso de dejar atrás la violencia.
Finalmente, el mandatario insistió en que la salida al conflicto armado pasa por una transformación social y económica de los territorios históricamente afectados por la violencia. Destacó que la reintegración de excombatientes a la vida civil, ya sea mediante cooperativas productivas o a través del acceso a la educación superior, genera beneficios colectivos y contribuye a romper los ciclos de violencia. En ese marco, subrayó la importancia de evitar que los jóvenes sigan enfrentándose entre sí y reiteró su llamado a construir una paz duradera basada en oportunidades, inclusión y desarrollo territorial.

